Boca se impuso en la tanda de penales y eliminó a River en los octavos de final de la Copa Argentina. El triunfo en el Superclásico y el avance a una nueva instancia del certamen es un hecho que sus hinchas celebran, pero sin embargo, la victoria no debería opacar algunos aspectos en el juego del equipo ya que el Xeneize sigue sin poder marcar goles y ante el Millonario alcanzó un registro que preocupa.
Según SofaScore, sitio especializado en estadísticas, los dirigidos por Miguel Ángel Russo llevan 330 minutos de juego sin realizar un disparo al arco rival. Tanto en el clásico como en los duelos por la Liga Profesional ante Talleres, por la cuarta fecha, y frente a San Lorenzo, por la tercera jornada, el Xeneize no se acercó con peligro al arquero contrario.
Pese a eso, ante los cordobeses les alcanzó para igualar sin goles como ocurrió en la Copa Argentina. Por su parte, con el Ciclón cayeron 2-0 en La Bombonera, aunque ese encuentro lo disputaron los juveniles de la Reserva, reforzados con Edwin Cardona y Fran Fabra, debido a que el plantel de Primera estaba atravesando el último día de aislamiento tras el escandalo en Brasil luego de la polémica eliminación en la Copa Libertadores a manos del Atlético Mineiro.
Precisamente fue uno de esos juveniles el que hasta ahora realizó el último remate al arco del Xeneize. Se trata de Erick Bodencer, uno de los delanteros del conjunto de Sebastián Battaglia que ingresó algunos minutos ante los de Boedo y en la segunda fecha contra Banfield. En ese partido tuvo una situación clara de gol pero Facundo Altamirano le ahogó el grito. Desde eso momento, Boca no pudo volver a preocupar a los rivales.
Estos números, en parte, explican los motivos por los que Boca no ha conseguido ganar un partido en tiempo reglamentario en lo que va del semestre, más allá de los dos tantos mal anulados ante el Mineiro. Incluso, el propio Russo lo reconoció tras el Superclásico, aunque llevó tranquilidad de cara al futuro.
"Tenemos que mejorar muchas cosas. Nos estamos armando, venimos de muchos golpes, cosas que no esperábamos, pero tengo un grupo muy noble, que quiero mucho, y esto es para toda la gente de Boca. Se lo dedico a ellos y a los que dudan de nosotros. Yo sé que jugamos mal en algún momento, pero todavía estoy en una etapa donde me vibra el corazón y no el celular, y eso es clave", aseguró el entrenador, que seguró ya tomó nota de lo que debe mejorar el equipo.