Quedaban 2:52 minutos para finalizar el juego y Rocamora había tomado una distancia de 14 puntos que parecía casi decisiva a esa altura de la noche. Pero Racing, el líder indiscutido de esta Conferencia Sur, no bajó los brazos; le tiró toda la presión, lo obligó a cometer errores y se puso a cinco puntos. Por fortuna Rocamora logró algo de serenidad y desde la línea después fue sellando un resultado más que valioso.
El partido fue intenso a lo largo de sus 40 minutos. Así lo jugaron desde que saltaron a la cancha, sin poder ninguno despegarse del otro por más de dos o tres puntos. Racing quiso hacerse fuerte desde el arranque y llevó el dominio hasta escaparse por siete puntos (13-20). Pero tras un pedido de minuto de parte del local llegaron triples de Tarragó y Cavallín, hubo un positivo ingreso de Matías Caire y el tablero cambió de dueño (21-20). Al primer descanso se marcharon 23-21.
Ortiz inauguró el segundo cuarto con un triple, pero después fue el local el que se plantó mejor y con un valioso aporte de hombres de la casa como Impini, Verbauwede y Catalín tomó una ventaja de 10 puntos (38-28). D'Ambrosio usó un tiempo muerto para acomodar un poco las piezas y el partido volvió a tener cierta paridad. Rocamora tuvo un buen cierre y se marchó arriba 47-38 de cara al segundo tiempo.
El inicio del tercer período fue más impreciso, de entrada, empujó Racing con el manejo de Barrales y el goleo de Stucky para ponerse ahí nomás (54-50). El trámite se hizo cortado, con varias faltas y antes de la mitad del cuarto los dos estaban en penalización. En la segunda mitad volvió a tomar las riendas Rocamora a partir de un par de acciones más que positivas de Caire: asistencia a Quigley, robó y asistencia a Cavallín y un doble que dejó el tablero 69-56. De cara al último cuarto quedaron 71-57.
Racing achicó a 10 puntos la brecha en el inicio del último cuarto, metió presión y complicó al igual. Rocamora volvió a tomar aire con triples de Caire y Ferraría (79-65). Fue llevando el juego el Rojo hasta esos casi tres últimos minutos donde la diferencia de 14 puntos se achicó a cinco (90-85) y se generó cierta preocupación. Pujol usó sus tres tiempos muertos en ese lapso, fue corrigiendo sobre la marcha y el equipo supo aguantar la embestida. Los tiros desde la línea fueron ayudando después a cerrar el juego para conseguir la primera alegría del año ante un enorme rival (Prensa Rocamora)