El Cholo Simeone está curtido en mil batallas y este martes vivió otra más en el Calderón. En un partido mucho más luchado y friccionado que jugado, después de batallar 120 minutos y sufrir la angustia de la definición por penales, su querido Atlético de Madrid se clasificó a los cuartos de final de la Champions League. Fue 1 a 0 en los 90' (gol de Mario Suárez facilitado por un rebote) y 0 a 0 en los 30' del suplementario. Como sabe que sólo se dio un paso, en el festejo el técnico argentino fue muy moderado. Contuvo la euforia, a diferencia de sus jugadores que se desahogaron a full.
En los penales, la enorme duda estaba en la respuesta de Oblak, el esloveno que había ingresado en el primer tiempo en lugar de Moyá, lesionado en una jugada sencilla. Sin embargo, el favor lo hicieron los alemanes. Primero, fue tremendamente ingenuo Calhanoglu con la masita que tiró. Después, Toprak y Kiessling mandaron sus remates a las nubes y el Aleti selló el 3 a 2. Fueron fallos que explican por la tensión y el desgaste. Alivio para Raúl García y Koke, quienes también habían fracasado en sus penales.
El Atlético de Madrid sabía que se exponía mucho en caso de que el Bayer convirtiera: en la ida, el Colchonero había caído 1 a 0 en Leverkusen. Por lo tanto, un gol germano de visitante obligaba a Aleti a meter tres. Demasiado. Por eso, el Aleti tuvo una versión conservadora tras el gol de Mario Suárez. Y el adversario tampoco se expuso. Por eso, el juego fue tenso e impreciso.
Para apuntar: Mandzukic estuvo muy flojo y el Cholo lo sacó en el ST. El croata se había sentido en el PT y en el ST casi no aportó. Aunque toda la producción ofensiva del Atlético dejó mucho que desear, incluido el Niño Torres, reemplazante del ex Bayern Munich, aunque zafó al meter su penal.
Lo que Simeone seguro ratificará es que su equipo, aun en frágil producción ofensiva, mantuvo su personalidad y concentración.