La leyenda de Tomás Felipe Carlovich suma capítulos, episodios impensados. La aparición de un video, de un partido disputado en Monte Maíz , en el sur de Córdoba, en 1988, y el puñado de encuentros que disputó en Pergamino , cuatro años antes, agigantan, como si hiciera falta, la figura del mito que murió el viernes , después de un severo traumatismo de cráneo que le provocaron tras un violento asalto en la zona oeste de Rosario, dos días antes.
La despedida multitudinaria de los hinchas de Central Córdoba en el estadio Gabino Sosa, las lágrimas, la ovación y los recuerdos de los amigos, compañeros y familiares, la pintada del N°5 en la estatua de Ernesto Che Guevara, la maratón de homenajes para el crack futbolístico que con su juego y humildad logró lo que nadie: quebrar la rivalidad que existe entre los simpatizantes de Rosario Central y Newell's.
Las imágenes que irrumpieron en las redes sociales retroalimentan la leyenda del Trinche . De aquellos escasos segundos de registro fílmico de la película "Se acabó el curro", a un partido de Argentino, de Monte Maíz . Un material que tenía atesorado Pablo Andrés Grecco. "El Trinche jugó aquí algunos partidos y estuvo en la final de la Liga Regional Adrián Beccar Varela, ante Lambert. Vino al primer partido, después faltó sin aviso al segundo", rememoró Grecco, en declaraciones recogidas por La Voz del Interior.
Con 42 años, la estampa del Trinche era la misma que cuando se adueñó de los flashes en el Parque Independencia, cuando la selección de Rosario superó 3-1 a la Argentina , que se preparaba para el Mundial de Alemania 1974. El paso lento, los movimientos cortos, ajustados, pero la simpleza para ejecutar y dominar cada pelota estaba intacta en su pie izquierdo. Como si el paso del tiempo no achacara a ese espigado N°5, que dominaba y tocaba, aunque no siempre era interpretado por su interlocutor, más atolondrado y menos técnico. Eso sí: en el paso por este club se calzó la casaca con el 7 en la espalda.
En el primer partido que definió la Liga, Carlovich convirtió para Argentino, después de una floja respuesta del arquero Heredia; el encuentro terminó 1-1 en Monte Maíz y el título se dirimió en la cancha de Lambert, donde el local se impuso 2-1, aunque el Trinche esa tarde no jugó. Según los datos de Mauricio Mena, un historiador del club Argentino, jugó 11 partidos y convirtió cuatro goles.
Cuatro años antes, el nombre de Carlovich irrumpió en otra Liga del Interior y en otra provincia. Fue Provincial , de Pergamino , el que lo tuvo entre sus filas. Al igual que cuando jugó en Monte Maíz, el Trinche no se radicaba en esas localidades, solo iba los días de los partidos. Desanduvo 113 kilómetros desde Rosario a Pergamino -para viajar a Monte Maiz el recorrido era el doble-, aunque el club ubicado en el barrio La Amalia, no logró el objetivo de clasificarse al torneo Extra -una Liguilla- que coronaba al campeón. El estreno se produjo en el estadio del Parque Municipal, frente a Juventud, y la aventura se extendió por otros seis partidos más.
El delantero Hugo Cabrera, rosarino como el Trinche y que ya estaba en el plantel de Provincial, fue quien propuso a los dirigentes acercar al crack. Callado, de interactuar poco con los compañeros fuera de la cancha, cuando el director técnico lo eligió para que se hiciera cargo de todas las pelotas paradas, el anuncio no cayó de la mejor manera en el resto de los futbolistas, quienes le reclamaron al entrenador por aquella decisión. El Trinche lanzaba con el borde interno los envíos desde la izquierda y le pegaba "tres dedos" , desde el sector opuesto: la pelota, como un teledirigido, siempre hacía blanco en un compañero. El Trinche los convenció con sus pinceladas de talento y dejó recuerdos que ahora agigantan su leyenda.