"No hay códigos, ganan o muerte", reza el texto escrito con pintura aerosol blanca en un tapial del predio rojinegro, situado en Zeballos entre Vera Mujica y avenida Francia. La amenaza de muerte al plantel, que el domingo recibirá a Central en el clásico rosarino, habría sido hecha entre la noche de ayer y la madrugada de hoy, dado que fue vista esta mañana hasta que los dirigentes ordenaron taparla.
Pero la violencia no es nueva en Rosario. En la previa del clásico anterior, el 1 de noviembre pasado, por la semifinal de la Copa Argentina, algunos integrantes de la barra brava rojinegra entraron con banderas al Complejo Deportivo de Bella Vista y amenazaron al plantel que entonces dirigía Omar De Felippe.
<blockquote class="twitter-tweet" data-lang="es"><p lang="es" dir="ltr"><a href="https://twitter.com/hashtag/Cl%C3%A1sicoRosarino?src=hash&ref_src=twsrc%5Etfw">#ClásicoRosarino</a> | Mensajes amenazantes en la previa del clásico: un predio de <a href="https://twitter.com/hashtag/Newells?src=hash&ref_src=twsrc%5Etfw">#Newells</a> amaneció con pintadas<br>?"No hay más códigos. Ganan o muerte", escribieron en una de las paredes del complejo Malvinas.<br>?? <a href="https://t.co/Rg9GdRejnE">https://t.co/Rg9GdRejnE</a> <a href="https://t.co/V1gsyPU859">pic.twitter.com/V1gsyPU859</a></p>— Rosario Nuestro (@RosarioNuestro) <a href="https://twitter.com/RosarioNuestro/status/1093144173300076544?ref_src=twsrc%5Etfw">6 de febrero de 2019</a></blockquote>
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Además, antes de ese clásico, supuestos hinchas leprosos también amenazaron de muerte al delantero de Central Germán Herrera, cuando pintaron "Herrera vas a morir" en una pared vecina al edificio donde vive el jugador.
Una amenaza idéntica se repitió en la misma pared hacia el delantero de Central en la previa de la final de la Copa Argentina, el 6 de diciembre pasado.
En 2015 balearon la casa de la abuela de Maxi Rodríguez, ídolo de la Lepra, cinco días antes del partido con el Canalla. También en 2014 hubo un hecho similar cuando prendieron fuego neumáticos en la casa del por entonces presidente de Newell's, Guillermo Lorente.