Los motivos de Pablo Aimar para inclinarse por el retiro de la actividad profesional se dieron a conocer de la manera menos pensada hace unos meses. Un audio telefónico privado del propio cordobés a un amigo terminó filtrándose y obteniendo carácter público. Sin embargo, ya acostumbrado a la lejanía con el club, el Payaso tomó la palabra y confirmó las razones para colgar definitivamente los botines.
El ex mediocampista ofensivo comenzó aclarando que "las cosas privadas quedan privadas, pero cada vez que he hablado con alguien no he dicho nunca nada que no piense, sea con Gallardo o con sus ayudantes". Inmediatamente, hizo hincapié en la decisión del DT que marcó un antes y un después en su pensamiento: "En aquel momento había cinco plazas para seis jugadores en la lista y pese a que uno estaba lesionado, me quedé afuera yo. Fue una señal para no seguir insistiendo".
Por las dudas, Aimar reconoció abiertamente que el entrenador fue frontal con sus determinaciones y también realizó autocrítica, asumiendo que "ya no estaba para integrar a un plantel campeón de América".
Para cualquier jugador que se despide de la actividad profesional, el día después es la dificultad más grande. "Entendí que debía prepararme para lo que venía, sea vinculado al fútbol o no", destacó. Y allí empezó a enumerar las características primordiales de su nueva vida: "Debo tener herramientas para la vida, aprender idiomas y hacer cursos. Si no puedo seguir ligado al fútbol, seré lo que pueda en Córdoba. Fueron muchos años de no tener tiempo libre, pero tampoco está bueno tenerlo todo de golpe. Pero voy a decir una frase vieja. Llavero no ocupa lugar".
Haciendo a un lado por un instante la vida personal, Aimar se adentró en lo concerniente al Mundial de Clubes que afrontará River en diciembre en Japón. "Es muy difícil hacerle fuerza a los grandes de Europa. Casi imposible. No sé cuánto hará que no pierden Real Madrid, Barcelona o el Bayern. Pero en un partido es otra cosa, en ilusión el Barcelona no le va a ganar para nada a River", compartió su esperanza para abrazar la gloria.
Para el final quedó la defensa recalcitrante para Javier Saviola, quien se involucró en el ojo de la tormenta por una insólita jugada de gol fallada ante Vélez. "Tiene 300 goles, eso nadie lo dice. Es impresionante lo que hizo y es más que suficiente. Ojalá tuviera lo mismo que él o un cuarto de eso. Ahora no la está metiendo, pero es un goleador", concluyó.