Fuente:<b> DEPORTV (DXTV)</b>
1977 fue el mejor año de la carrera de Guillermo Vilas, y por todo lo que ganó esa temporada todavía no se explica por qué no fue el número uno del mundo. En mayo había ganado Roland Garros y en septiembre llegó a Forest Hills -donde se jugaba antes el Abierto de Estados Unidos antes de mudarse a Flushing Meadows- para ganar su segundo Grand Slam de la temporada.
"Yo venía con muchas victorias, había ganado Roland Garros y era consciente de que estaba ante la oportunidad de dar el gran salto. Sentí mucha presión pero terminé siendo el mejor", comentó post triunfo Willy, con la naturalidad y sinceridad que lo acostumbran.
Pese a que en la final de Forest Hills todo el público quería que gane Jimmy Connors, que era local, el triunfo fue más que merecido. El marcador de aquella jornada fue 2-6, 6-3, 7-6 (7-4) y 6-0 para el criado en Mar del Plata, quien fue el último tenista en ganar ahí porque al año siguiente el torneo se mudó a Flushing Meadows, y pasó de jugarse en polvo de ladrillo a cemento.
Ése partido del 11 de septiembre, Vilas lo planteó junto con Ion Tiriac -su entrenador- para cambiar el ritmo constantemente y que Connors no pueda jugar cómodo. El contragolpe, las pelotas cortas y después largas fueron el tipo de juego que buscó Willy para desestabilizar al mejor de aquel año según el ranking de la ATP.
El camino de Guillermo hacia el título comenzó con dos triunfos muy cómodos en primera y segunda ronda: sobre el español Manuel Santana por 6-1 y 6-0 y ante el local Gene Mayer por 6-3 y 6-0, respectivamente. En tercera le ganó al estadounidense Víctor Amaya por 6-3 y 6-3, en octavos de final superó 6-3 y 6-1 al español José Higueras, y en cuartos derrotó al sudafricano Raymond Moore por 6-1, 6-1 y 6-0.
En semifinales, su víctima fue el local Harold Salmon por 6-2, 7-6 (7-3) y 6-2, para luego verse las caras con Jimbo, a quien derrotó para convertirse en leyenda al ser el campeón del US Open, hace ya 38 años.