Viviana Canosa y Yanina Latorre protagonizaron una entrevista en la que compartieron anécdotas, intercambiaron preguntas picantes sobre su intimidad y los hombres que han formado parte de sus vidas.

Sin embargo, el tono de la conversación cambió drásticamente cuando Canosa tocó un tema serio: su salud. La conductora recordó su diagnóstico de cáncer de mama en 2016, un hecho que marcó un antes y un después en su vida personal y profesional.

La noticia fue un verdadero baldazo de agua fría, especialmente porque su hija Martina, fruto de su relación con Alejandro Borensztein, apenas tenía 4 años en ese momento.

“Cuando hablé con el doctor y me dijo que era heavy la cosa, me sentí vulnerable. En ese momento, vos ya te ves enterrada y con todos llorándote. Una tragedia”, confesó Canosa en un emotivo mano a mano para Infobae.

Su odisea

En la conversación, Canosa compartió cómo comenzó su odisea. “Salí de la ducha, me toqué y sentí un bulto. Era un bulto que se palpaba y no me gustó. Me hice la boluda por una semana porque el papá de mi hija en ese momento estaba de viaje... pero yo sabía que había un quilombo ahí”, relató. Este primer momento de incertidumbre y miedo marcó el inicio de una batalla que la llevó a cuestionar su vida y su salud.

La complejidad del proceso quirúrgico fue otro tema que Canosa abordó con franqueza. Ella explicó que, a pesar de lo difícil que fue, enfrentó todo con valentía.

“El mismo día de la mamografía me hicieron la punción y no sé qué otra cosa. Lo hice todo sola. Cuanto me pusieron fecha de operación, sólo le dije al papá de Martina y a mis padres. Recién se lo conté a todos cuando lo superé. No me gusta que me tengan lástima”, afirmó.

Otros detalles

La actriz y conductora también reflexionó sobre su diagnóstico y cómo las prótesis que tenía pudieron jugar un papel crucial en su detección temprana. “Como yo las tengo detrás del músculo, eso pudo salir. Si no hubiera tenido la prótesis detrás del músculo, capaz que no me hubiera dado cuenta nunca”, comentó.

Canosa enfatizó que tuvo "la gran suerte de que la pelota que tenía estaba encapsulada y me la sacaron entera. Limpiaron un poquito alrededor. No necesité rayos ni quimio y ahora sólo quedan los controles que si bien me los hago, no me obsesiono".(Con información de Pronto)