Espectáculos Virginia Gallardo, una chica muy ocupada

“Vendo una imagen de perra que en la intimidad no puedo mantener”

Virginia Gallardo disfruta de un gran momento profesional, al estar en tres programas televisivos a la vez. Pero tanta presencia mediática podría llegar a resentir su presente amoroso. “Siento que estoy descuidando mi pareja”, reconoce.

18 de Octubre de 2011

Ante los excesos, el cuerpo siempre pasa factura. La resaca por una copita de más, o el dolor de espalda debido a una mala postura frente a la computadora, son un claro ejemplo de ello. También el inoportuno dolor de cabeza a la hora del sexo… Virginia Gallardo no experimenta lo primero, tampoco lo segundo. Pero su novio, el jugador de vóley Guillermo García, podría dar fe sobre una jaqueca más persistente de lo habitual.

La rubia tiene la excusa indicada: mucho trabajo. A su participación en Cantando por un sueño, y Animales Sueltos, el programa de Alejandro Fantino, vino a sumarle el reemplazo de Denise Dumas en el Bailando…, y las grabaciones de la nueva ficción de América, Todas para mí, con Marcelo De Bellis y Alejandro Fiore, entre otros.

 

–Después de tu baile, Moria Casán habló de un exceso de siliconas. ¿Te molestó?

–No, creo que no lo dijo exclusivamente por mí, sino que al ser el final de la ronda, ya estaba cansada de tanto cuerpo, tanta lola y cola, y me incluyó. Pero soy muy segura de mí misma, y sé que puedo mostrar muchas otras cosas que no van sólo por el lado del físico.

 

–¿Los hombres piensan lo mismo que Moria?

–¡Nooooo! La tribuna masculina está a mi favor…

 

–El gesto que hizo Aníbal Pachano cuando te escuchó cantar, sí te molestó.

–Quería pedir disculpas, porque me habían dicho que se había burlado de mí. Y cuando después vi la grabación del programa, me di cuenta que era una cargada en general de todo el jurado. Lo que me molesta de Pachano es que siempre elogia sólo a mi compañero de baile. Lo mismo hacía el año pasado.

 

–¿Tiene algo personal con vos?

–Sí, aunque no debería, porque yo no tengo nada contra él, me lo demuestra en cada devolución. Algo le pasa conmigo… Y no sé de dónde viene. Me da bronca. Es el único de todo el jurado que no me valora.

 

–Cuando estabas de novia con Fort, conociste a Héctor Tito Speranza. ¿Te sorprende lo que está haciendo en el Bailando?

–¡Sí! Y no… Tito es tal cual se muestra: alguien muy sano, simple, humilde y supertímido. Por eso le debe costar un montón hacer todo lo que está haciendo. ¡Nunca me imaginé que alguna vez fuera a hacer un strip en ShowMatch! Pero yo siempre defendí a quienes trabajaron como seguridad de Ricardo. Son buenas personas.

 

–El año pasado, tu bailarín, Carlos Bernal, se excitó cuando hizo el strip con vos. En tu caso, ¿te pasó algo similar alguna vez?

–No, ¡jamás! No me provoca nada porque en ese momento estoy nerviosa, muy concentrada en los pasos y en la música. Jamás me ha pasado… Calculo que el hombre es más sensible (risas). Las mujeres, en cambio, somos un poquito más frías.

 

–¿Usás el baile en la intimidad, con tu novio?

–La verdad que no… Vendo una imagen en la tele, de perra, que después no puedo mantener. En la intimidad suelo ser más cariñosa, melosa, de caricias y besos, no tan guerrera, de sacarme la ropa, como están acostumbrados a verme en la tele. Soy muy conservadora.

 

–¿Cómo están con Guillermo?

–Bien, muy bien. Ultimamente, entre una cosa y otra, estoy trabajando mucho, y me quedan pocas horas libres: salgo a las 7 de la mañana y vuelvo a las 2 de la madrugada. Por eso siento que, en el fondo, estoy descuidando nuestra relación.

 

–Claro, te duele más la cabeza que antes…

–(Risas) ¡Sí! Pasa, eso es real. Es que llego cansada, con sueño. Pero bueno, son etapas. Y tengo un compañero que me apoya mucho: esto no es fácil, se sufre, pero se la banca. Tampoco es simple para mí porque él vive en Mar del Plata. Pero nos la rebuscamos para estar siempre juntos. Cuando a él lo operaron por una lesión en la rodilla, y casi no pudo levantarse de la cama durante todo un mes, lo acompañé mucho: lo cuidé las 24 horas del día, sirviéndole la comida, ayudándolo a bajar las escaleras, comprándole los remedios. El otro día escuché que si en un feriado el mejor plan de la pareja era quedarse encerrada, la relación estaba para atrás. Y el lunes que pasó, hicimos justo eso: nos quedamos todo el día en casa, cocinando, mirando tele…