El encuentro duró casi una hora. Daniel Angelici llegó muy temprano a las instalaciones del complejo Pedro Pompilio y ahí se encontró, sin miradas indiscretas, con los Barros Schelotto y los jugadores. Y después de ponerlos al tanto de la presentación que Boca hizo en la Conmebol, salió una decisión concreta: si Boca tiene que jugar con River, va a jugar.

Más allá del pedido de que le den los puntos y, por consiguiente, el título de la Copa debido a la agresión que sufrió el micro cuando llegaba al Monumental y de todos los incidentes que se produjeron el sábado 24, independientemente de la férrea postura del club luego de haber sufrido en carne propia la eliminación de la Copa 2015 por el episodio del gas pimienta y a pesar del "no aceptamos jugar ningún partido" con el que Angelici marcó la cancha luego de la reunión del martes con Alejandro Domínguez y Rodolfo D'Onofrio en Paraguay, Boca va a jugar si así lo determina el fallo de la Conmebol porque en caso de no presentarse se expone a duras sanciones.

Claro que esta determinación no impedirá que Boca apele el fallo si no se respeta su pedido ante el Tribunal de Apelaciones de la Conmebol y, de ser necesario, también frente al TAS. Pero ya sea en Doha, en Madrid o en tantas de las supuestas sedes, Boca afrontará la revancha contra su clásico rival.