Tigre y Rosario Central chocaban en Victoria con una única premisa: ganar. Los dos equipos llegaban con una necesidad impostergable de sumar tres puntos.
Es que tanto el Canalla, instalado en las semifinales de la Copa Argentina, como el Matador, dirigido por el carismático Ricardo Caruso Lombardi y con un débil promedio, no conocen el triunfo en la Superliga. Y ninguno de los dos parece poder levantar cabeza en el certamen local.
Tigre se imponía desde el principio del juego, por el gol de Lucas Menossi a los 15 minutos del primer tiempo. Sin embargo, Marco Ruben, que llevaba pocos minutos en cancha, estampó la igualdad a 11 minutos del tiempo cumplido.
El empate del conjunto rosarino desató la furia del entrenador local, Ricardo Caruso Lombardi, que protagonizó un papelón al invadir la cancha para increpar al árbitro del encuentro, Néstor Pitana.
El Tano estaba convencido que había posición adelantada del goleador canalla y que, por lo tanto, el gol era ilegítimo. Sin embargo, Pitana acertó y lo convalidó. Tras el escándalo, Caruso se retiró expulsado del campo de juego (se especula que será sancionado con varias fechas de suspensión) y el partido terminó 1-1.
Con este resultado ambos equipos naufragan en los puestos finales de la clasificación, con cuatro puntos acumulados en la Superliga al término de siete fechas, tan sólo dos unidades más que el último, Olimpo, producto de tres derrotas y cuatro empates.