La empresa estadounidense SpaceX, propiedad del magnate Elon Musk, lanzó esta tarde el sexto vuelo de prueba de su cohete gigante Starship.
El Starship despegó este martes por la tarde de la instalación Starbase de la compañía cerca de Brownsville, en el estado de Texas.
Los objetivos de la nueva prueba incluyen que el propulsor regrese al sitio de lanzamiento para ser recogido, volver a encender un motor Raptor de la nave mientras está en el espacio y llevar a cabo una serie de experimentos de escudo térmico y cambios de maniobras para el reingreso de la nave y su descenso sobre el océano Índico, señaló SpaceX en un comunicado.
Otros avances
SpaceX completó con éxito su quinta prueba del Starship, el mayor cohete espacial jamás construido, logrando recuperar por primera vez la primera fase de la nave en el mismo lugar de lanzamiento. Este hito en la ingeniería espacial representa un paso decisivo hacia la reutilización de este potente lanzador.
Con una altura de casi 121 metros, el Starship vacío despegó al amanecer desde el sur de Texas, cerca de la frontera con México, elevándose sobre el Golfo de México. A diferencia de las cuatro Starships anteriores, que terminaron destruidas, esta vez el cohete pudo aterrizar en la plataforma tras un vuelo de siete minutos. La torre de lanzamiento, equipada con enormes brazos metálicos llamados “palillos”, capturó el cohete en descenso. “¡La torre ha atrapado el cohete!” exclamó Elon Musk a través de X, mientras los empleados celebraban el logro.
Dan Huot, de SpaceX, comentó: “Incluso en estos tiempos, lo que acabamos de ver es mágico”, mientras que Kate Tice, desde la sede de la empresa en Hawthorne, California, declaró: “Este es un día para los libros de historia de la ingeniería”.
El director de vuelo tuvo que tomar la decisión en tiempo real sobre si intentar el aterrizaje, considerando que tanto el propulsor como la torre debían estar en condiciones óptimas. Una vez liberada del cohete, la nave espacial, de acero inoxidable y con un diseño retro, emprendió su viaje alrededor del mundo hacia un amerizaje controlado en el Océano Índico.
La prueba de junio había sido exitosa, aunque se desprendieron algunas piezas. SpaceX actualizó el software y mejoró el escudo térmico para esta quinta prueba, que también incluyó un sistema para mantener comunicación con el módulo orbital durante la reentrada, un logro inédito en vuelos espaciales.
A lo largo de los últimos nueve años, SpaceX ha estado recuperando los propulsores de la primera etapa de sus cohetes Falcon 9, que aterrizan en plataformas oceánicas o en zonas designadas, pero nunca en el mismo lugar de lanzamiento. La reutilización de estos propulsores ha acelerado el ritmo de lanzamientos y ahorrado millones a la empresa.
El objetivo de Musk es lograr lo mismo con el Starship, que cuenta con 33 motores de metano en su propulsor y es el cohete más grande y potente jamás construido. La NASA ha encargado dos Starship para llevar astronautas a la Luna a finales de esta década, y SpaceX planea utilizar el Starship para enviar personas y suministros a la Luna y, eventualmente, a Marte.