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Se cumplió una década del gol 219 de Martín Palermo en Boca

El 12 de abril de 2010 el Loco se convertía en el máximo artillero de la historia del Xeneize, quebrando el récord de Cherro, con un gol que dejó en evidencia, por primera vez dentro de la cancha, la mala relación entre Palermo y Riquelme.

12 de Abril de 2020
El Titán se convertió en el máximo artillero en la historia de Boca.

El calendario estará marcado por siempre en el 12 de abril de 2010. El partido se jugó un lunes a la noche en la Bombonera y la victoria 4 a 0 sobre Arsenal será una anécdota. El equipo llegaba golpeado por la derrota del jueves anterior por 3 a 0 frente a Colón en Santa Fe. Aquella caída también había significado el final del ciclo de Abel Alves como director técnico y por eso Roberto Pompei debutaba en su primer interinato. En medio de ese clima convulsionado, todas las miradas apuntaban a Martín Palermo, quien soñaba con romper de una buena vez ese récord que parecía maldito.

 

El Loco registraba hasta ese momento 218 goles oficiales con la camiseta de Boca y compartía la cima con Roberto Cherro, quien la había alcanzado entre 1926 y 1938. Lo cierto es que con 36 años, el Titán sabía que no le quedaba tanto hilo en el carretel y su historial de lesiones colaboraba con esa incertidumbre. Ya habían pasado seis partidos desde su última conquista y la cabeza empezaba a jugarle una mala pasada. No convertía desde el 2 de marzo en el 4 a 4 contra Vélez en Liniers, donde igualó la tan ansiada marca (y además erró un penal). La sequía incluyó a Racing (1-2), Tigre (0-3), River (2-0), Chacarita (1-4), Rosario Central (1-2) y el mencionado choque con el Sabalero.

 

El tanto que le permitió a Palermo ubicarse en lo más alto de la tabla de artilleros tuvo su particularidad, como cada uno de los capítulos de su vida. De película, como se suele decir. El cronómetro marcaba los nueve minutos del primer tiempo, cuando Juan Román Riquelme orquestó una gran jugada: apiló a varios rivales, construyó una excelente pared con Nicolás Gaitán y quedó frente a Cristian Campestrini. Sin embargo, a pesar de contar con una inmejorable chance para definir, decidió tocar al medio para que el Titán solo tuviera que empujarla. Era el 219 y se terminaba la espera. La famosa bandera de Orlando Salvestrini era tachada por última vez. Se subía a la cumbre, donde nunca nadie había llegado y hasta el día de hoy ningún otro pudo hacerlo.

 

Lo distintivo de aquel gol, más allá de lo que significaba, estuvo en el festejo. Con la pelota dentro del arco y la explosión de La Bombonera, el ejecutante del plan fue a buscar al ideólogo para agradecerle, pero nunca lo encontró. Las diferencias entre ambos eran conocidas, aunque hasta allí no se habían expuesto dentro de la cancha. Incluso los compañeros parecían confundidos sin saber con quién celebrar. En ese contexto, un supuesto apriete de la barra el día anterior al partido había provocado que el 10 no quisiera mirar hacia la segunda bandeja detrás de ese arco y optara por dirigirse a la zona de plateas. Pocos días más tarde los dos hicieron declaraciones. Fieles a su estilo. Uno, cerebral como pocos, eludió el conflicto y desdramatizó la situación. El otro, sin poder ocultar lo que sentía, dejó en claro su malestar por lo sucedido.

 

Después de aquel episodio que fue imposible de pasar por alto, Palermo volvió a convertir para cerrar el resultado. A los 16 minutos del complemento fue Gaitán el que en esa oportunidad quedó solo frente al arquero y también eligió cederle el gol al Loco. Era el 220, como para confirmar que no había sido casualidad y que todavía estaba vigente. Las otras conquistas fueron de Cristian Chávez, a los 15 de juego, y de Riquelme, con una gran definición recién empezado el complemento. El hincha de Boca vivió una noche especial, mientras transitaba un año complicado sin participación en copas internacionales y con flojos resultados en el campeonato local (terminó 16° en el Clausura y 12° en el Apertura).

 

La historia del Titán con la camiseta azul y oro llegó hasta el 18 de junio de 2011 (2-2 con Gimnasia en La Plata) y se cerró con 236 tantos en los 404 partidos oficiales que disputó durante aquellos 10 años y medio. En sus vitrinas relucen los 13 títulos ganados, entre ellos dos Copas Libertadores y una Intercontinental. Fue una carrera de constante superación en la que enfrentó cada uno de los retos que se le pusieron enfrente. Entre ellos los 194 del récord de Francisco Varallo en el profesionalismo y después los 218 de Cherro, para liderar la estadística sin distinciones de época. Ya pasó una década, pero dicen que si se cierran los ojos y se piensa en la Bombonera todavía se puede oír en las tribunas el: "Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir?".

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