Los festejos de Racing por la obtención de la Copa Sudamericana. La euforia de los miles de hinchas que invadieron la Plaza de la República para vitorear el paso del micro con los héroes de Asunción fue tan vibrante como emotiva, reflejando la profunda historia que arrastra el club de Avellaneda. No fue casualidad que esa espontaneidad se desplegara por la avenida 9 de Julio y la calle Corrientes, con grandes, chicos, señoras y jóvenes cantando y bailando, soñando con ser parte de otro capítulo glorioso en la historia de la Academia.
Racing se convirtió en una pasión viva en el cuerpo de Gustavo Costas, el director técnico hincha, que supo ganarse el cariño de la gente. A pesar de las críticas por su estilo tradicional, sin el uso de drones ni pizarras electrónicas, Costas apeló al sentimiento y al amor por los colores. “Les habló con el alma racinguista”, comentaron los hinchas. Y él nunca dejó de sentirse uno más. La Academia era suya. En el micro, se lo veía moverse entre los jugadores más jóvenes, demostrando que el vigor no tiene nada que ver con la edad. La conexión entre Costas y el club era palpable, un vínculo que no se rompe con el paso del tiempo.
Los festejos
La llegada del micro por la 9 de Julio, pasadas las 19 horas, fue el momento culminante de tanta pasión acumulada. El grito de “dale campeón, dale campeón” se fusionó con la emoción de los hinchas, mientras los fuegos artificiales iluminaban la noche porteña. Agustín Almendra, con la Copa Sudamericana 2024 en mano, la levantaba ante su gente, consolidando un recuerdo imborrable.
Fueron más de 25 minutos de pura excitación, de liberar la ansiedad acumulada tras horas de espera, y de una mini vuelta olímpica alrededor del Obelisco, rumbo a Avellaneda. Ese momento, capturado por todos los dispositivos posibles, se transformó en un hito que quedará grabado en la memoria colectiva de los hinchas.
A pesar del calor abrasante y la transpiración, a nadie le importó. La pasión de los hinchas se desbordó en abrazos, lágrimas y gritos de alegría, acompañando el micro descapotable con los jugadores a bordo. Fue una fiesta pura, un derroche de bonhomía académica. Este título, el de la Copa Sudamericana 2024, llega en un gran momento para Racing, que desde el inicio del siglo XXI ha dejado atrás una historia de frustraciones para abrazar los títulos.
Desde el recordado campeonato de 2001 con Mostaza Merlo, pasando por los logros de 2014 y 2019, hasta las definiciones ante Boca, Racing ha cambiado el paradigma y se ha instalado en la cima del fútbol nacional e internacional.
La fiesta continuó, aunque muchos hinchas querían extenderla en el Cilindro de Avellaneda, destino final del micro. Allí, los jugadores se reunieron con sus seres queridos para disfrutar de un festejo más íntimo y familiar. Aunque la convocatoria fue más modesta al principio, la llegada del plantel a Ezeiza desde Paraguay, pasadas las 17.15 horas, desató una multitud que duplicó la cantidad de hinchas presentes en el microcentro porteño. Esto generó un caos de tránsito, obligando a la policía a prohibir la circulación sobre la 9 de Julio. En medio de la euforia, algunos desbordes protagonizados por hinchas borrachos no pasaron a mayores.
Este título no solo representa el cuarto título internacional en la historia de Racing, sino que también significa un regreso a esos días dorados, pero también a una vida llena de sufrimiento. Esa multitud que desafió los 34 grados de calor a grito pelado evocó recuerdos mágicos, emparentados con la consagración del Apertura 2001, que rompió una sequía de 35 años sin títulos locales. Racing sigue escribiendo su historia, paso a paso, celebrando no solo los títulos obtenidos, sino también el amor y la entrega de su gente, que nunca deja de soñar con nuevas conquistas.