<b>El cineasta, intelectual, militante y político Fernando "Pino" Solanas, que estaba a cargo de la embajada argentina ante la UNESCO en París, murió en las últimas horas</b>, después de varias semanas de internación luego de haber contraído coronavirus.
Tuvo una vasta obra como cineasta. <b>Con "Viaje a los pueblos fumigados", Fernando "Pino" Solanas hizo un potente aporte a la radiografía de los dramas argentinos poniendo el foco en las consecuencias del cultivo de la soja y el uso de agrotóxicos. </b>Fue al concretar el octavo documento de su cine testimonial que encadenó desde 2004 y que en mayo de 2018 llegó a los cines argentinos.
Solanas había afirmado al respecto: "<b>En la Argentina se producen alimentos con veneno.</b> Todo cultivo agrícola utiliza agrotóxicos venenosos y muy peligrosos, porque enferman con capacidad de matar a los consumidores. Son tan tóxicos que la mayor parte de estos agroquímicos producen malformaciones hereditarias".
En esa línea, el cineasta apuntó que la investigación sobre las secuelas sociales y ambientales que provoca el modelo agrícola transgénico "revela hasta qué punto la Argentina -que fue considerada uno de los graneros del mundo y generaba en suelos y pasturas naturales- produce granos, carnes y alimentos con agrotóxicos y sustancias químicas".
Por trayectoria y por obra, el autor generó una vidriera fenomenal para que asuntos centrales como la propiedad de la tierra y por qué comemos lo que comemos encuentren un cauce para desplegarse.
<b>La recorrida por geografías y testimonios van del relato vivencial al análisis, de la foto del despojo a una explicación de su causa, pero no abandona jamás el tono de denuncia y tampoco evita poner al cineasta y senador nacional en el foco como testigo, entrevistador y relator con su estilo sentencioso y didáctico.</b>
Es en ese punto que mezcla al autor con el político donde el documental que v<b>isitó siete provincias para construir su contundente relato acerca de este flagelo que golpea a habitantes y consumidores, muestra sus mayores flaquezas.</b>
Al igual que en otros títulos cargados de acusaciones como "Memoria del saqueo" (2004),"La próxima estación" (2008), "Oro impuro" (2009), "Oro negro: tierra sublevada"(2011) y "La guerra del fracking" (2013), Solanas parecía con "Viaje a los pueblos fumigados" hacer equilibrio entre el tema que lo ocupaba y su propia proyección como dirigente político.
<b>La devoción por un "pasado" siempre mejor y la invocación a "unirnos todos los argentinos" que "Pino" ha repetid un mantra en todos sus largometrajes, simplificaba la solución de esos asuntos.</b>
Ese juego de polos opuestos, de blanco o negro, con el que "Pino" procuraba hallarle resolución a los problemas que aquejan a la humanidad también irrumpía en la fundamentación de una vuelta a la agricultura natural y ecológica como modo de resolver la tragedia silenciosa y silenciada que nos aqueja.
<u>Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Salta, Chaco y Misiones son los escenarios por los que transitó el film para abordar situaciones como la deforestación, el monocultivo, la destrucción del suelo, los desmontes, los éxodos rurales y la contaminación que producen el glifosato y las fumigaciones con su saldo de cáncer y malformaciones.</u>
Allí aparecen presentadas las víctimas del modelo como los caciques Basualdo y Don Juan de una comunidad originaria arrasada o las Madres de Ituzaingó que padecieron las fumigaciones en esa zona de la ciudad de Córdoba y también los aportes de los especialistas Jorge Rulli (del Grupo de Reflexión Rural), los médicos Medardo Ávila Vázquez (Universidad Nacional de Córdoba) y Damián Verzeñassi (Universidad Nacional de Rosario) y Silvana Buján (directora de la ONG Bios), entre unas 40 voces.
<h5>Pino Solanas documentó en Entre Ríos a los pueblos fumigados con agrotóxicos</h5>
<b>Solanas visitó una escuela rural de Gualeguaychú, en marzo de 2017, para retratar lo que sucede con los pueblos fumigados. Así llegó a la docente Estela Lemes, de la Escuela Nº 66.</b>
<u>Fragmento de la entrevista al autor, sobre este acercamiento a Gualeguaychú: </u>
¿Cómo llega 16 años después de comenzar con toda esa serie de películas a Estela Lemes y esta problemática que hay en la región?
-<b>A Estela la conocí de manera circunstancial. Decidí dedicarle una película al drama de la intoxicación que tiene la población Argentina porque come alimentos tanto vegetales como los envasados con una proporción de agrotóxicos y sustancias químicas que lo está enfermando y matando. Nadie lo sabe o los que lo saben lo disimulan. El hombre urbano y contemporáneo hace varias décadas que ha delegado el control de la fabricación de los alimentos que consume ¿Por qué lo ha delegado?</b> Tal vez porque la publicidad lo ha convencido de que tal marca o tal otra son de confianza absoluta y hay que confiar en ellos. Pero cualquier planta de lechuga tiene de diez a veinticinco agrotóxicos, pesticidas o funguicidas, que no están solo en la parte externa de la hoja que la puedes lavar con lavandina o con lo que sea y sino que está en la estructura.
¿Cómo se revierte este modelo de consumo y de producción?
-Esto es responsabilidad de un gobierno nacional, debería ser política pública. En cada alimento que comemos hay conservantes, saborizantes, colorantes, hormonas. Y si no hay hormonas, hay antibióticos.<b> La carne que comemos es en un 75- 80% de feedlot. Se les da cualquier porquería mezclada con hormonas. Los pollos de Entre Ríos son un claro ejemplo.</b>
En Gualeguaychú se denuncia que el índice de enfermos de cáncer duplica la media ¿Está relacionado con este sistema de producción?
-<b>Por supuesto. Este es un pueblo fumigado. Acá pasa el mosquito o el avión; acá a un kilómetro fumigaron, pero ¡no sean ignorantes! fumigaron a un kilómetro pero la fumigación está en el aire, ¡está en la atmósfera! </b>Todo depende de cómo funciona la atmósfera ese día, que las partículas terminen de caer o que estén a la deriva con todos los contaminantes. Esto está comprobado, hemos hecho una investigación profunda.