Aunque el local fue quien intentó tomar la iniciativa y quedarse con el protagonismo inicial, rápidamente quedaron al descubierto sus escasos medios como para lograrlo y fue el elenco visitante el que comenzó a manejar los hilos del partido. Si bien sacaba bastante provecho de los errores ajenos como para crecer en el campo de juego, no podía capitalizarlo en el arco rival y reflejarlo en el marcador.

Sin embargo, en el fútbol no alcanza con los merecimientos y el local lo dejó bien en claro apenas pasados los 20 minutos de juego. Era prácticamente la primera jugada de ataque que estaba hilvanando cuando aparece Brian Sarmiento para despacharse con un tremendo bombazo y poner en ventaja al 'Cervecero' cuando peor la estaba pasando.

A sabiendas de lo dificultoso que le estaba resultado festejar (era el único equipo que llegaba a la sexta fecha sin ganar), Quilmes automáticamente se dedicó a cuidar a ventaja que estaba obteniendo y esto complico la situación del equipo de Palermo. A partir de ese momento, la visita no encontró la forma de poder quebrar a un ordenado y cerrado conjunto local, comenzando a inquietarse de tal manera que se descargaban mediante un juego brusco que casi termina en un pleito general sobre el final del primer tiempo.

Ya en el complemento, el local intentó extender la ventaja durante los primeros minutos con un arranque furioso medido por sus propias limitaciones. Con un encendido Sarmiento siendo el eje conductor de los suyos, fue pasados los diez minutos que lograron su objetivo (aunque el '10' no participó de dicha maniobra): Gonzalo Klusener captó un rebote que dio Esteban Andrada luego de un previo disparo de Nicolás Cabrera para mandar la pelota al fondo de la red.

Como si los nervios del elenco del Viaducto no fueran suficientes, Sarmiento se encargó de descontrolar aún más a los rivales a base tanto de gambetas como de simulación. Si bien cierto era que lo castigaban por demás como consecuencia de su habilidad, el '10' también exageraba cualquier roce en busca de engañar a un árbitro que no estaba dispuesto a 'comprar' cualquier maniobra y enfurecía a sus rivales.

Y cuando el habilidoso volvió a enfocarse el juego, volvió a marcar la diferencia. Tras una exquisita maniobra por izquierda, se metió en el área y le cedió la redonda a un Nicolás López que intentó patear cuando lo trabaron justo. Pero la fortuna parecía estar del lado del local esta vez porque el balón se elevó de una extraña manera que sorprendió al distraído Andrada y terminó colándose por el ángulo superior izquierdo.