Iban 25 minutos del primer tiempo. Liverpool dominaba pero Real Madrid, siempre agazapado, apostaba a la contra y había tenido una chance clara con un derechazo de Cristiano Ronaldo que se fue apenas alto.
El que no había parecido hasta ese momento era Mohamed Salah, la estrella egipcia del Liverpool. Y lo hizo de la peor manera.
En una jugada dividida con Sergio Ramos terminó lesionado y tuvo que dejar la cancha con lágrimas en los ojos y la frustración a flor de piel.
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¿Qué pasó? El zaguero del Real Madrid y el delantero del Liverpool forcejearon en la disputa por la pelota en el sector izquierdo del ataque del conjunto inglés. En la carrera, Sergio Ramos lo tumbó agarrándolo arriba con los dos brazos. Una acción más habitual en las artes marciales que de fútbol.
El egipcio cayó tendido y en el impacto contra el césped sufrió un fuerte golpe en el hombro izquierdo. El juez del partido el serbio Milorav Mazic ni siquiera cobró infracción.
Salah fue atendido por los médicos e intentó seguir jugando. Pero apenas duró un minuto. Y terminó saliendo entre lágrimas.
Un golpe durísimo para los ingleses y para su máxima estrella, que llegaba a la gran cita de Kiev como uno de los mejores jugadores del año.