REDACCIÓN ELONCE
Bajo el lema " Con María en oración seamos misioneros de Jesús " miles de fieles partirán esta tarde desde la ermita de Hasenkamp para peregrinar hacia el Santuario de Schoenstatt, en Paraná.
Una multitud de peregrinos unirán los 90 kilómetros que separan la Ermita de Hasenkamp con este sitio emblemático de la capital entrerriana.
Leonardo, integrante del movimiento Schoenstatt y vecino del lugar, dijo a Elonce que “este santuario es un lugar de gracia. Tiene particularidades, una de las cuales es que la virgen nunca se apareció acá y no hubo una manifestación sobrenatural, sino que se trata del milagro de la trasformación interior”.
María como educadora
El joven dio cuenta de que el padre José Kentenich fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, “hablaba del ideal de un hombre y una mujer nueva; asume a María como educadora para una nueva sociedad donde el milagro de transformación interior, que es invisible, es el que transforma de fondo la realidad”, describió
Asimismo, señaló que el 18 de octubre de 1914 “se toma como la fundación porque se sella la alianza de amor entre el primer grupo de jóvenes, el padre Kentenich y la Virgen María”.
Sobre el santuario y la peregrinación
Leonardo admitió que una particularidad de la comunidad de Paraná es el “ranchito” que se encuentra en el lugar. “El santuario se bendice en 1975. El ranchito tuvo un accidente, se prendió fuego y la comunidad lo interpreta como una instancia de prueba y crecimiento para pasar a la construcción de un santuario que es la manifestación de una comunidad que lo sostiene con oración, entrega y vida”.
“La peregrinación es como un misterio. Esto, popular y masivo, es una parte del movimiento. Me llama la atención porque es casi un descontrol”, expresó.
“La gente se anota en las parroquias, pero luego hay mucha se va sumando. Es cada año como un misterio”, insistió.
Finalmente, recalcó que “es conmovedor, porque la convocatoria es un santuario donde no hay ningún milagro visible. El eje de esta espiritualidad tiene que ver con la santidad de la vida diaria, con la entrega cotidiana y ofrecer a María para que lo devuelva en gracia y nos eduque”.