El fallo arbitral encendió los ánimos en la parcialidad de Luján, que ingresó a la tribuna visitante y agredió a dirigentes e hinchas del Candombero, que a su vez respondieron al ataque. El operativo de seguridad fracasó, ya que la policía permitió que al menos unos cincuenta barras de Luján salieran a la calle para entrar desde allí al sector visitante. En el momento de comenzar los choques había sólo dos efectivos, y la infantería tardó algunos minutos en llegar. Con disparos de balas de goma consiguió dispersar a los inadaptados en la tribuna, aunque luego la pelea se trasladó al césped.

Dentro del campo de juego, jugadores de Luján persiguieron a un fotógrafo de un medio partidario de San Telmo, al que acusaron de insultar y tirar piedras, lo que a su vez generó un tumulto entre futbolistas y allegados. Cristian Bustos, de Luján, terminó con una herida en el oído, y lo mismo sucedió con Eduardo Rilo, presidente del club local, que habría sido golpeado por un allegado al club de la isla Maciel. Otros futbolistas de San Telmo debieron ser atendidos en medio de la cancha luego de recibir varios golpes.