Irlanda fue mucho más en el duelo con Rumania, jugado ante otra sorprendente cifra de concurrencia. Esta vez fueron casi 90.000 los espectadores que presenciaron la sólida actuación del equipo del Trébol.
Desde el momento inicial el ganador dejo entrever lo que sería el guion del partido. Durante casi cuatro minutos monopolizó las acciones imprimiéndole un ritmo admirable a su juego. Los rumanos recién obtuvieron la primer pelota cuando había transcurrido ese lapso. En sólo ese interín se vio todo lo que produciría el equipo verde. Obtención, apoyo, variantes ofensivas, continuidad y profundidad.
Esa verdadera exposición de virtudes muestran que quienes ayer jugaron no muy lejos de su casa dominan casi todos los aspectos del juego, como el decatlonista que sin brillar en ninguna disciplina en particular maneja con comodidad una decena de ellas.
Agrega a eso una acertada conducción. A pesar de que Jonathan Sexton fue reservado para no exigirle a su físico más de lo necesario en estas instancias tempranas de la competencia, los medios irlandeses mostraron que saben tomar la decisión correcta en la mayoría de los casos. Esto le provee variantes de ataque que en el caso de hoy fueron demasiado para los Robles.
El perdedor mostró una loable tendencia a jugar a lo ancho de la cancha, pero todavía lo hace sin profundidad y sorpresa. No alcanza la velocidad ofensiva requerida a este nivel, pero la intención seguramente tenga su recompensa en el futuro. También utilizan el pie sin un criterio definido.
Defensivamente los balcánicos se disponen acertadamente, tal vez demasiado al margen del offside, pero como ocurrió en Wembley se desorientan cuando el ataque presenta variantes y varias fases, momento en el cual aparecen los espacios para el ataque rival. De todas maneras lograron mantener su ingoal invicto durante la mitad del primer parcial y a Irlanda vulnerar esa defensa le costó varios magullones por la fortaleza de los rumanos.
Con un scrum favorable (extrañamente hubo que esperar 33 minutos de juego para poder ver un fijo), el vencedor obtuvo el 71 % de la posesión de la ovalada y un 76 % de la territorial durante la primera parte. Con esos antecedentes no era raro imaginar que apenas reiniciado el match después del descanso llegarían rápidamente las conquistas del triunfador.
El complemento fue un poco más holgado para Irlanda, con el cansancio aparecieron las primeras grietas y sus ataques progresaban más en el terreno. Para Rumania el mérito de haber jugado bien en los breakdowns donde recuperaron algunas pelotas.
El equipo del Trébol mantuvo durante todo el tiempo el control del partido, y consiguió marcar seis tries que por supuesto le permitieron obtener el punto bonus ofensivo.
Irlanda tendrá que lamentar la salida de su fullback Kearney, que habiendo sido mantenido en descanso había ingresado en la segunda mitad y debió retirarse lesionado antes del epílogo.