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La previa del superclásico: La hegemonía de Boca o la resurrección de River

La sensación extendida es que si los xeneizes triunfan en el Monumental, los doce puntos que le sacarán al Millonario es una gran diferencia. Más allá de la fuerte decepción por la eliminación, se prepara una recepción para apoyar al equipo

5 de Noviembre de 2017

Un superclásico siempre se justifica en sí mismo, no necesita ningún artificio para que tenga un significado. Más allá de la coyuntura del momento, un River-Boca lo tiene todo. Desde el juego a la pelota de sus orígenes a lo que el tiempo le fue agregando: rivalidad, emociones, pasión, mente, corazón, sentimientos, agallas, talento, espíritu competitivo.

 

A todo ese bagaje, lo que se le suma hoy no es poco. Amplifica la dimensión histórica del partido. Transcurre la 8ª fecha de una Superliga de 27 capítulos. Todo aún está por decidirse, queda bastante para la etapa definiciones. Pero un Boca-River es especial hasta cuando el calendario indica que no debería serlo. La sensación extendida es que si Boca triunfa en el Monumental, los doce puntos que le sacará a River es una diferencia oceánica. La impresión va más allá de las matemáticas para indagar en el resto anímico que le quedará al equipo de Marcelo Gallardo para reponerse de lo que sería un segundo golpe muy duro en cinco días. Y abriría otro interrogante: ¿Qué hará Gallardo dentro de poco más de un mes, cuando deba resolver si renueva el contrato o da por concluida su gestión de tres años y medio? La decisión será puramente del director técnico: la dirigencia, con un oficialismo que se descuenta que ganará las elecciones, le da la llave del vestuario y los hinchas irían en peregrinación hasta su casa para pedirle que siga.

 

 

 

También hay consenso en que la mejor manera que tiene River para empezar a mitigar -no borrar ni olvidar- la dolorosa herida que representó la eliminación ante Lanús es con una victoria sobre Boca. Sería lo más oportuno para dar una vuelta de página, para empezar a atenuar una tristeza copera y para evitar que Boca se corte prematuramente hacia el título. Ya lo dijo Gallardo el viernes: "Lo mejor que nos puede pasar ahora es tener que jugar contra Boca". Un triunfo lo pondría a seis unidades del defensor del título; es una distancia más descontable. En el torneo anterior, River fue recortando los 11 puntos que le llevaba Boca hasta pisarle los talones, pero la persecución le exigía una perfección final que no tuvo (empates de local ante Sarmiento y Rosario Central y caídas contra San Lorenzo y Racing).

 

Hasta aquí, se habla de un triunfo de uno u otro porque es el objetivo excluyente que se marcaron los dos entrenadores, si bien el empate es un resultado que a Boca no debería disgustarle, más tras la caída de ayer de San Lorenzo. Pero Guillermo Barros Schelotto dejó en claro por dónde pasa su conformidad cuando lo consultaron sobre la conveniencia de volverse con un punto: "Somos Boca, es matar o morir. Cuando te acostumbrás a ganar, un empate es como una derrota".

 

 

 

En tanto tiempo con la conducción de Gallardo, River viene de experimentar la derrota más cruenta. El técnico le asignó una propiedad terapéutica al superclásico: "Sería darle un alivio al alma, también para el hincha". Y polémica del VAR aparte, el Muñeco hizo autocrítica por el 2-4 ante Lanús: "Bajamos la guardia, lo hicimos por primera vez. Esto deja enseñanzas".

 

Se invierte una ecuación para River. En los últimos tiempos, después de alguna sonora derrota ante Boca (0-5 en un Torneo de Verano, 2-4 en diciembre el certamen anterior) se repuso al partido siguiente con el título que estaba en juego: una Recopa Sudamericana ante San Lorenzo y la Copa Argentina frente a Rosario Central. Ahora le toca sanar una herida copera con el bálsamo de un superclásico.

 

Si bien en la última práctica de ayer no ensayó con la pelota detenida, se estima que Gallardo elegirá a los mismos once titulares de la Fortaleza, ya que aún no pueden reaparecer los lesionados Moreira y Saracchi. Enzo Pérez, reemplazado en Lanús por un golpe en la cadera, estaría desde el comienzo.

Más allá de la fuerte decepción por la eliminación, desde la subcomisión del Hincha de River se prepara una recepción para hacerle sentir al equipo un apoyo incondicional.

 

 

 

En Boca todo es calma, optimismo y previsibilidad, con una formación que no tendrá variantes respecto de la que goleó 4-0 a Belgrano. Aunque son pocos los protagonistas que se repiten (Maidana, Ponzio, Ignacio Fernández y Pity Martínez de un lado; Fabra, Pablo Pérez y Pavón del otro) del 4-2 de Boca en el último partido en el Monumental, lo que se mantiene son las ideas y planteos ofensivos de los dos entrenadores. El superclásico siguiente, 3-1 para River en la Bombonera, también fue un torrente de emociones.

 

Hoy también cabe esperar un encuentro de ida y vuelta, sin mucho espacio para la especulación. Es lo que propondrá River y Boca, en la voz de su técnico, dice que responderá con las mismas armas. Está en juego que la Superliga asista a la hegemonía de Boca o a la resurrección de River. Fuente: (La Nación).-

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