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La Niña sería más débil de lo previsto: cuándo se sentirían efectos de sequía

Con el final de El Niño cada vez más cerca y La Niña mostrando sus primeros signos, las previsiones de los modelos empezaron a ajustarse. Estiman que no será extremadamente severa. Los detalles actualizados.

15 de Mayo de 2024

“El Niño, después de varias semanas en proceso de debilitamiento, está finalmente dando sus últimos coletazos”, por lo que, en pocos días “habrá terminado al menos por un buen tiempo”, explicó la especialista Paola Bueno.

 

En ese marco, adelantó que “así como El Niño ha tardado meses en esta fase final de su ciclo de vida, La Niña tardará meses en desarrollarse y consolidarse oficialmente, tomando forma recién en la segunda mitad de 2024”.

 

¿Qué tan fuerte será la próxima La Niña?

 

Bueno recordó que “desde las primeras predicciones del regreso de La Niña, existían muchas incertidumbres sobre el evento, especialmente sobre su intensidad. Sin embargo, a medida que nos acercamos a su inicio, los modelos comienzan a ajustarse y converger hacia un pronóstico más preciso.”

 

 

Anteriormente, muchos modelos situaban la futura La Niña con fuerte intensidad en la segunda mitad de 2024, sin embargo, con cada actualización, ha reducido su fuerza.

 

Así, “la futura La Niña, que surgirá en la segunda mitad de 2024, probablemente tendrá una intensidad de débil a moderada”.

 

Además, “se espera que sus impactos más significativos sobre el clima no se sientan hasta finales de 2024 y principios de 2025, publicó en Meteored

 

Qué impactos podemos esperar

 

Típicamente, los eventos La Niña, disminuyen el ingreso normal de humedad a nuestro país, esto lleva a la consecuencia de reducir el volumen de lluvias especialmente en el período estival. Las regiones que presentan el mayor impacto se concentran sobre la franja este de Argentina, incluida Entre Ríos.

 

Otro de los aspectos típicos de los eventos La Niña, está relacionado con la variabilidad térmica, ya que en este tipo de casos, la región es más susceptible a cambios bruscos de temperatura, potenciando así, las posibles olas de calor más recurrentes, así como también los ingresos de aire frío, pudiendo generar heladas tardías.