Tiene 20 años, es de los más chicos del club y se levanta a las 5.45 para ir a su trabajo. Dice que hace las mejores facturas de Bahía Blanca. Unos minutos después de las 15, se saca el delantal blanco, agarra el bolsito y camina diez cuadras para comenzar con la segunda parte de su jornada. Maximiliano Peña, panadero de profesión, mediocampista de Liniers de Bahía Blanca de vocación, cumplió el sueño de jugar contra River por la Copa Argentina. Y está feliz, aunque eso haya significado quedarse sin trabajo.
Todo empezó hace un mes cuando la noticia sorprendió a los jugadores, al club y a toda la ciudad. El sorteo los invitaba a una cita de lujo: sería River el rival de 32avos de final. Con la emoción encima, Maxi fue y le avisó a su jefe.
"Necesitaba tomarme cuatro o cinco días. Le conté que era algo inigualable, que no me iba a pasar nunca más. Pero me habló como empresario y me dijo que no puede estar tanto tiempo sin producir facturas. Yo lo entiendo. Sabía que si viajaba perdía el trabajo. Se fue acercando el momento y tuve que decidir", relató el jugador a Clarín.
Peña, al igual que otros cinco compañeros, no cobra un solo centavo del club. Cuenta que los jugadores más grandes sí reciben un sueldo y espera empezar a cobrar pronto. Fanático de Boca, se reía de la posibilidad de poder ser verdugo de River. Hasta que tomó el avión con rumbo a Formosa. "Fue la primera vez que me subí a un avión". Hasta que pisó el campo de juego y miró de reojo a Pablito Aimar y a Pisculichi. Hasta que los flashes lo encandilaron y volvió a ser un chico.
"Me saqué fotos con Gallardo, un fenómeno. Después vino al vestuario y posó con todo el plantel. También me dio el pantaloncito Germán Pezella. Espectacular. Todo fue hermoso", rebobina la cinta y sigue sin poder creerlo.
Cuando faltaba un día tuvo que tomar la decisión. No lo dudó nunca. Encaró al jefe y le dijo que probara tranquilo a otro muchacho porque él al día siguiente debía viajar a Formosa. Tenía que tomar el primer avión de su vida. Iba a perder su trabajo. Iba a jugar contra a River. "Esto no se repite nunca", resume Maxi, que vio los 90 minutos del partido desde el banco de suplentes.
Al llegar a Bahía, empezará a buscar trabajo. "Ya me llamaron de una pizzería -avisa-. Voy a ver si pruebo el fin de semana".