El diálogo entre Lionel Messi y su abuela en la tanda de penales ante Francia es el cierre perfecto para una historia que comenzó hace 31 años y que marcó la carrera futbolística del capitán argentino. Un video que se viralizó en Tik Tok muestra que segundos antes de que Gonzalo Montiel convierta su gol, La Pulga mira al cielo y dice la frase: "Puede ser hoy, abu".
<blockquote class="twitter-tweet"><p lang="es" dir="ltr">"Puede ser hoy, abu" <a href="https://t.co/8flsYlQOvE">pic.twitter.com/8flsYlQOvE</a></p>? Bolavip Argentina (@BolavipAr) <a href="https://twitter.com/BolavipAr/status/1614705099439235075?ref_src=twsrc%5Etfw">January 15, 2023</a></blockquote> <script async src="https://platform.twitter.com/widgets.js" charset="utf-8"></script>
El momento dura apenas un segundo. Es una especie de plegaria, pero a la vez un agradecimiento a Celia, la abuela del crack argentino, que fue la primera que lo llevó a una cancha de fútbol y la que lo apoyó desde pequeño.
Celia es la abuela materna de Lionel y es la persona a la que le dedica todos sus goles. Los dedos en alto, apuntando al cielo, y el beso, el clásico festejo del crack que afortunadamente no falta en casi ningún partido.
<i>Lionel Messi en la tanda de penales ante Francia. (AFP) </i>
La mujer tuvo un papel fundamental en la infancia de Leo, por el rol afectuoso de abuela que tuvo con él, conteniéndolo y consintiéndolo (como la mayoría de las abuelas con sus nietos) pero además llevándolo a jugar al fútbol desde muy chiquitito, como ya lo hacían sus dos hermanos más grandes.
Por eso, esa frase es como un cierre perfecto para la historia del mejor jugador del mundo que en el Mundial de Qatar pudo cumplir su sueño máximo.
<b>La abuela Celia, personaje clave en la vida de Lionel Messi</b>
Los Messi jugaban en el club de barrio Abanderado Grandoli. Hoy, las instalaciones mejoraron y un mural con la imagen de Messi con la camiseta de la Selección sobresale en uno de sus paredones con la inscripción que dice "Cuna del más grande".
En los comienzos de la década del 90, la canchita tenía más tierra que pasto y las paredes lucían bastante más despintadas que ahora. Pero un día, dentro de la cancha, un pibito de seis años pero que parecía de cuatro por el físico de pulga que tenía, comenzó a pintarles la cara a los rivales que, además, eran un año más grandes.
Y para que esto ocurriera sucedieron tres cosas: que al equipo de Grandoli de la categoría 86 justo le faltara uno, que la derrota pareciera que estaba sellada y que en la tribuna una mujer mayor llamada Celia estuviese viendo el partido con su nieto Lionel, zurdito y muy habilidoso, cualidades que la señora conocía perfectamente y estaba dispuesta a defender.
<i>Lionel Messi y su abuela Celia, aquella que lo acompañaba a jugar al fútbol en Grandoli y obligó a un DT a que lo pusiera en un equipo cuando faltaba un jugador mayor. </i>
"¿Te falta uno? Ponelo a mi nieto", le exigió al entrenador, que se dio vuelta mirando a la tribuna y cuando vio al nene, regresó la vista a la cancha. "Ponelo a mi nieto si querés ganar, te va a salvar el partido", insistió casi en tono prepotente Celia, ante la mirada de su pequeño nieto que se moría de ganas por entrar a jugar. El técnico volvió a darse vuelta y le dijo: "Es muy chiquito, señora, lo van a lastimar".
Pero la abuela estaba tan convencida que hasta empezó a levantar la voz y generó una discusión con el DT, con alguna que otra palabra visceral y fuera de tono. Pero a Celia no le importaba qué dirían de ella, sino lo que iban a decir de su nieto luego de que lo viesen. Y finalmente, convencido de que a esa altura daba lo mismo quién entrara o solo para no escuchar más los gritos de la mujer, el DT accedió y mandó a la cancha a Lionel.
<i>Lionel Messi con su mamá y su abuela, ambas de nombre Celia.</i>
Los dos goles que hizo, las gambetas con las que dejó a los rivales en el suelo, fueron el inicio de su relación formal con el fútbol. En cada gol, buscaba la mirada cómplice y feliz de su abuela. Pero también, paradójicamente, esos primeros años de Leo fueron los últimos de Celia, que enfermó de Alzheimer y comenzó a perder la memoria. Falleció en 1998.
Lionel Messi tenía debilidad por ella y lloró muchísimo su ausencia. Hasta que fue procesando el duelo y encontró una manera de conectar con ella a través del deportes: con los festejos de sus goles. En cada uno de ellos, al levantar sus brazos y mirar al cielo, cura un poco la frustración de que su abuela Celia nunca no lo haya podido ver triunfar en el fútbol. Fuente: (tn)