Abel Velázquez es un joven entrerriano que ya había terminado el cursado de la carrera de y solamente le restaban cuatro materias para poder recibirse como profesor de Educación Primaria con orientación Rural. Realizó sus estudios en la escuela Almafuerte, dependiente a la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER). A lo largo de su vida, le tocó pasar por algunos obstáculos en su vida. En su momento llamó la atención porque tomó la decisión de llevarle la libreta a la tumba de su madre, Virginia Arias, que había muerto en 2018. Su caso generó mucha emoción en Entre Ríos y finalmente el viernes se recibió.

“Se lo dediqué a ella”, se lo escucha decir con una sonrisa de oreja a oreja al oriundo de Aldea María Luisa. Además, reconoce que ese mensaje “generó conmoción de vuelta”.

El momento de recibirse de su carrera, sin lugar a dudas, es un momento especial para cada persona. Pero en el caso de Abel, sabía que contaba con el apoyo de su madre desde el cielo. Al momento de recibir el dictamen final, expresó: “Me sentí libre de las presiones y las ataduras porque cuando ella había fallecido le prometí recibirme. En esta carrera hubo cualquier obstáculo como cualquier otra: materias difíciles, otras que te llevan tiempo, otras que se aprueban con un trabajo final. Ese día no lo podía ni creer cuando me dieron la libreta y me dijeron ‘¡felicitaciones Abel, te recibiste!’. Generó mucha emoción y una de las profesoras también se emocionó porque ya sabía la historia”. Además, recalcó que en su cabeza volvió a pensar “si era cierto lo que me dijeron. Escuché eso y no lo podía creer. Entré como estudiante y salí como profesor”.

El surgimiento de la promesa a su madre

El profesor reconoce que la pérdida de su madre “fue un golpe bajo” y que esa muerte “puso en duda si iba a dejar o no la carrera”. Sin embargo, decidió continuarla para honrarla: “Para tener un incentivo y seguir cursando. Ella amaba la profesión que había elegido y en ese sentido le prometí porque las promesas están para cumplirlas. Uno no tiene por qué prometer algo si sabe que no lo va a poder cumplir. Le prometí al lado de su ataúd, pero se lo cumplí seis años después”.

“En cada obstáculo y en cada lema, si bien uno quiere bajar los brazos, siempre pensé en eso (en referencia a la promesa a su madre). No podía bajar los brazos y tenía que seguir y seguir. Cuando tuve que entregar el trabajo tuve que hacer cinco veces correcciones y siempre pensé en esa promesa para salir adelante”.

Las próximas metas

Además de su tiempo dedicado al estudio, también está en pleno proceso de elaboración de un libro desde 2021: “Estoy plasmando toda esta historia –su recibimiento y la promesa a su madre- y si todo va bien el año que viene lo voy a terminar de escribir. Ya estoy cerca. Esa es mi otra meta porque hace tiempo vengo”.

Además, destacó que la elección de su carrera se debió a que le gusta mucho “porque están muy alejadas de todo, tenés mucha paz dental y pocos chicos”. Además, agregó: “Podes trabajar con chicos de diferentes grados en la misma aula”.

La visita a su madre

En medio de la felicidad por tener el título, explicó que “todavía no he ido a visitar a mi madre. Tengo que ir obviamente porque tengo ganas. Ese día se lo dediqué a ella cuando estaba con invitados, familiares y amigos”.

Sin embargo, el día de su recibimiento había ya confeccionado un cartel con un mensaje que llegó al cielo: “¡Me recibí mamá! Promesa cumplida”.

En última instancia, reflexionó que tras el título obtenido “ella debe estar mucho más tranquila y sea donde sea que le llegue. Fue mi fortaleza en todos estos años. Siempre pensé en ella y transmitió mucha resistencia cuando estaba en vida”.