"Hablo con Daniel (Angelici) y con Juan (Simón), pero solamente por las noches. Estoy todo el día con el teléfono, es verdad, pero jugando al Candy Crash. Llegué al nivel 360 en cinco días. Ustedes se ríen, pero es verdad", disparó con cierta ironía Rodolfo Arruabarrena en conferencia de prensa al momento de ser consultado por el tenso inicio de año que le está tocando afrontar.
Aunque el Vasco intentó maquillar cierto malestar, lo cierto es que el complicado panorama que atraviesa Boca lo preocupa más de lo que lo tranquiliza. La falta de refuerzos, las inesperadas salidas, el cronograma de algunos partidos y detalles internos son algunos de los puntos que inquietan más de lo deseado a un técnico que no se encontró con la pretemporada esperada.
Y ahora se le suma un nuevo dolor de cabeza. Aunque la noticia no fue tan inesperada como resultó serlo la partida de Juan Forlín, quien tenía ya arreglada su continuidad y terminó yéndose a último momento, la misma no deja de generarle preocupación. Se trata de la salida de Emanuel Insúa, quien fue vendido y en cuestión de horas estará viajando al exterior.
El pase del 'Bisonte', tal como supo apodarlo Carlos Bianchi, será adquirido por el Udinese, que pagará por su servicios 2,5 millones de euros y automáticamente lo cedería a préstamo al Granada (ambos clubes son del mismo dueño).
Si bien el propio entrenador Xeneize supo reconocer que "apareció una opción de salida para Insúa que le podría venir bien a él y al club", esta partida le complicará un poco más el panorama debido a que en su posición (lateral izquierdo) sólo tiene a Nicolás Colazo con algo de rodaje (pese a no ser su posición lo supo utilizar) y en las prácticas ha innovado con el juvenil central Juan Cruz Komar (vale recordar que Nahuel Zárate fue cedido a Godoy Cruz).
Aunque el ingreso de dinero le vendrá bien a la institución y se espera que su buena inversión pueda darle algo de aire al DT, por ahora Boca está perdiendo más de lo que suma.