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Gabriela Caballero: "Mi mayor sueño es trabajar con mi hermano"

La hermana de Wilfredo, entrerriano que ataja en el Chelsea, comparte la pasión por el fútbol con Willy, ya que, además de su profesión de psicóloga, es arquera de Huracán. "Los dos tenemos mucha admiración por el otro", señaló Gaby.

19 de Febrero de 2021

"Yo como psicóloga y él, bueno, no sé bien desde qué rol, pero con semejante trayectoria y capacidad estaría muy bueno formar un equipo de trabajo con Willy", dice la jugadora y licenciada Gabriela Caballero, santaelenense de 30 años , con una sonrisa grande como sus ambiciones. Es que desde chica soñó con vivir el fútbol de manera profesional y como psicóloga deportiva, entendiendo que para ello era fundamental comprender el deporte desde adentro, dice, para generar mayor empatía con los deportistas.

 

La guardameta de Huracán comparte la pasión familiar por la pelota y los guantes: "Sabía que el fútbol me iba a unir con mi papá (ex arquero de Patronato) y mi hermano, que son de las personas que más amo". Además, habló sobre su carrera deportiva en Argentina y contó detalles de su relación con Wilfredo: "Los dos tenemos mucha admiración por el otro. Nos aconsejamos y nos apoyamos mucho".

 

Pero la encargada de defender la valla del Globo también se destaca fuera de las canchas, ya que ahora tendrá la oportunidad de ser la psicóloga de la Selección Argentina Senior: "Es un orgullo enorme. Siento responsabilidad de estar a la altura de tales figuras pero estoy segura de que el aprendizaje será mutuo, porque tal vez muchos de ellos no trabajaron con el recurso psicológico". A propósito, reflexionó y valoró la intención de aquellos jugadores retirados y la virtud de no dejar la actividad: "Es admirable que sigan defendiendo la celeste y blanca. Está bueno no hablar de retiro y darle continuidad a lo que hicieron toda la vida. Me enorgullece". Y como especialista de atajadas y achiques afirmó que le interesaría tener una charla con los grandes conocedores del arco como Migliardi, Pontirolli, Sodero, Labarre, Vivaldo y Otamendi; escuchar sus anécdotas y cómo fue cambiando el puesto a lo largo del tiempo.

 

<b>-¿Cómo fueron tus comienzos en Entre Ríos?</b>

-Desde los cuatro años que me gusta el fútbol. Sabía que me iba a unir con mi papá y mi hermano, y desde muy chica iba a ver jugar a mi viejo los fines de semana. Así lo acompañaba y de paso miraba un poco. En la ciudad (Santa Elena) no había muchas posibilidades para practicarlo, entonces desde los 12 hasta los 20 jugué al vóley. Fui campeona con la selección provincial cinco años seguidos en los Juegos Evita, y cuando se habilitó el fútbol, ni lo dudé, ni nadie dudó de que yo tenía que ir al arco. No tenía tan buena coordinación con los pies, pero sí con las manos.

 

<b>-¿Y cuándo decidiste venir a la Capital?</b>

-Me recibí de acompañante terapéutica y les dije a mis papás que me quería ir a vivir a Buenos Aires porque tenía ganas de probar en un equipo de AFA. Sentía que desde ahí iba a poder crecer tanto en lo futbolístico como en lo laboral, porque quería estudiar psicología deportiva y me parecía fundamental vivirlo desde adentro, porque más allá de los contactos que una pueda hacer, me iba a generar el día de mañana mejor empatía con el deportista, hablar el mismo lenguaje. Eso me iba a acercar, a dar muchas ventajas.

 

<b>-¿Qué te dejó cada club donde jugaste?</b>

-Huracán siempre va a ser importante porque fue mi primer club. Me abrió las puertas cuando vine del Interior y eso lo valoro un montón. Tanto en Huracán como Platense me tocó ser suplente, aunque tuve mi debut en el Calamar, contra Boca, y no fue de los mejores, ja. El ser suplente al arquero también lo fortalece. Es trabajar con la frustración necesaria para querer mejorar. Es realmente muy importante para el 1 poder contemplar la alternancia. En la UBA sí logré ser titular. Luego fui a Independiente, pero llegué sólo a hacer la pretemporada porque me surgió la posibilidad de trabajar en el Xeneize como psicóloga. Era una oportunidad para no dejarla pasar. Y luego me fui a Argentino de Merlo, al Ascenso, que fue una realidad mucho más dura. Si a la Primera le faltaban recursos, imaginate en la B o la C. Fue muy duro. Tras un año, decidí volver a la A.

 

<b>-¿Y qué significó tu vuelta al Globo?</b>

-Fue la sensación de volver a casa. Hubo un gran avance en el club. Tenemos canchas propias para entrenar, la exigencia y la atención es otra. Yo me lesioné (luxación del dedo meñique) y me sentí realmente acompañada por el cuerpo médico, el club y el equipo. Tuve rehabilitación, gimnasio.. esas cosas antes no se veían, las jugadoras nos teníamos que hacer cargo solas de todo. Me acuerdo que cuando volví a casa, agarré el celular y todas mis compañeras me habían escrito? Ahí supe que estaba en el lugar correcto. Dije listo, es acá. A veces un buen grupo hace que se pueda sustentar un proyecto, más allá de los resultados deportivos.

 

<b>-¿Y usás la psicóloga dentro de la cancha?</b>

-Trato de separar las cosas. Mismo con amigos. Si necesitan un consejo, obviamente me pongo en el rol. Pero la verdad es que necesito relajar y desconectar. Esta temporada, en la vuelta a Huracán, trabajé mucho la tolerancia y el disfrute, que al deportista le cuesta ya que es un ámbito de bastante presión, y considero que la manejo muy bien. Me gusta predicar con el ejemplo, sino perdés credibilidad. Creo que tal vez puedo llegar a aportarle al equipo el tema de la comunicación. Soy una arquera muy habladora, pero ordenando, nunca remarcando los errores, para eso está el vestuario, o las charlas en privado. Soy partidaria que no sos escuchada por hablar más fuerte sino por el contenido de lo que decís.

 

<b>-¿Cómo es tu relación con Willy? ¿Hablan del arco?</b>

-Muy buena, hablamos de todo. El fútbol femenino fue un ámbito en el que él se fue metiendo conmigo y, a raíz de que en Inglaterra hay equipos femeninos muy buenos, le empezó a prestar mucha más atención. Cuando vine a Buenos Aires él ya estaba en el exterior y nunca dudó en darme una mano. Incluso el primer año, hasta acomodarme, viví en su casa. Los partidos que puede, los ve o los escucha. Yo le suelo pasar los resúmenes y me dice: "Mirá, acá estuviste bien, acá podrías haber hecho tal cosa". Está bueno ese ida y vuelta. Cuando uno necesita, el otro está. Es un gran amigo.

 

<b>-¿Qué aprendiste de él y qué aprendió él de vos?</b>

-Me gustan mucho su fortaleza mental y su tolerancia. Hemos transitado cosas muy difíciles, desde lo familiar y él ha salido siempre muy fortalecido. Es muy tranquilo, se sabe focalizar en lo importante. Con esas cosas lo admiro, porque yo soy lo contrario: trabajo a diario la tolerancia. Por más que nos llevemos diez años, tenemos muy arraigados los valores que nos inculcaron nuestros viejos: el seguir siendo sencillos, reservados, no salirse de foco por cuestiones externas... cosas muy buenas para lo que hacemos. Los dos siempre estudiamos. Es una persona super culta. Yo le aconsejo libros y él a mí. Siempre está leyendo algo. No es casualidad que sea inteligente también dentro de la cancha.

 

<b>-¿Y cómo ves su presente en el Chelsea?</b>

-Bien, le quedan muchos años todavía de carrera, tiene un muy buen nivel. Pero el día de mañana me lo imagino ligado con el fútbol, así que por qué no formar un cuerpo técnico, ese es mi mayor sueño.. como también ser psicóloga de la Selección en algún momento.

 

<b>-¿Qué le falta al fútbol femenino de acá?</b>

-Fue muy importante el avance que hubo. La televisación fue fundamental para que, además de la difusión, pueda haber un archivo. Antes, sin material, era muy difícil hasta hacer un CV deportivo. Se podría incrementar la cantidad de competiciones. Por ejemplo, una Copa Argentina. Si bien está el proyecto y vamos en camino, no hay que conformarse. Son derechos y tienen que estar, y una vez que estén, junto con los recursos, nosotras demostrarlo dentro de la cancha. No ser esto tratado como algo económico, sino de derechos.

Gabriela Caballero Wilfredo Caballero