Proteccionistas de animales se concentraron este miércoles frente a la Municipalidad de Paraná para solicitar una audiencia con la intendenta Rosario Romero. El objetivo: el cumplimiento “progresivo” de la ordenanza que prohíbe la tracción a sangre.
La manifestación de los proteccionistas se da tras la muerte de la yegua que, la semana pasada, cayó desplomada en calles Pellegrini y Perette, cuando era utilizada para traccionar un carro.
Jésica, en representación de los proteccionistas, se mostró “agradecida” porque la mandataria municipal se comprometió a recibirlos. “Queda determinar día y horario de la cita a fin de darle solución a la problemática”, confió a Elonce.
Al mencionar la muerte de la yegua, repasó que el animal “circulaba por la calle con el cráneo partido porque días previos había pasado un conflicto entre personas y la forma de mediar entre ellos, fue la crueldad hacia Estrellita”.
Cabe recordar que la ordenanza que prohíbe la tracción a sangre está vigente, pero no se cumple. “Pedimos que se revean detalles de la ordenanza, para que pueda llevarse a cabo en la ciudad; porque iba a ser progresiva, pero, con los cambios de gestión, se cortó”, repasó y comentó que la normativa municipal buscaba “suplantar la tracción a sangre con los motocarros, pero no se siguió con ese proyecto por cuestiones económicas”.
En ese sentido, Jésica demandó el cumplimiento “progresivo” de la ordenanza que prohíbe la tracción a sangre. “Hay muchas familias que viven de la tracción a sangre, es su herramienta de trabajo, pero bajo ningún punto podemos justificar la violencia hacia los animales con la pobreza; siendo que, por el contrario, ellos deberían cuidar a sus animales y pedir ayuda en caso que la necesitan”, fundamentó.
En la oportunidad, la proteccionista reveló a Elonce que rescatan caballos “en muy mal estado a los que no se los puede salvar por el grado de desnutrición y violencia que padecieron”. “Hemos encontrado bolsas de basura en sus intestinos y no hay forma de revertir esos cuadros”, acotó al respecto.
En el caso de la yegua que debió ser sacrificada la semana pasada, la proteccionista comentó que “cayó desplomada porque convulsionaba desde días previos y salió a la calle con el cráneo partido”. “Fue mucha crueldad y llegó un momento en el que su cuerpo no dio más, además, estaba deshidratada y desnutrida; tampoco no tenía herraduras”, contó. (Elonce)