UFC 194 lo logró y pasó a la historia grande de las artes marciales mixtas. Y el gran responsable de este suceso fue nada más y nada menos que Conor McGregor. Su estilo fanfarrón y bravucón fue duramente criticado y él mismo sufrió la desconfianza generalizada de quienes lo acusaban de bufón y creían que no tenía posibilidad alguna contra José Aldo, quien llegaba como el único campeón absoluto pluma desde que UFC creó la categoría. Pero el irlandés necesitó apenas 13 segundos para impactar su potente izquierda contra el rostro del brasileño y así dejarlo tendido en el suelo, sin corona.

El MGM Grand de Las Vegas, teñido de verde por los fanáticos irlandeses que fueron a apoyar a su compatriota, estalló en euforia apenas Aldo comenzó a desplomarse contra la lona. Los martillazos posteriores de McGregor no tuvieron sentido: ya había un nuevo rey.

Ningún fanático lo podía creer. Pero lo que parecía imposible se hizo realidad. José Aldo estaba acostado, sin reacción, y del otro lado había un peleador festejando. McGregor dejó las palabras fuera del octágono y demostró con hechos que es un verdadero campeón. El cinturón pluma se tiñó de verde y la corona encontró una nueva cabeza donde sentirse cómoda.