Luego del crimen de Emanuel Balbo, el hincha de Belgrano al que tiraron desde una de las tribunas del estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba, el repudio a la ya acostumbrada violencia en el fútbol argentino se hizo sentir. En el mismo estadio, Talleres recibió a Independiente, pero antes del partido los planteles de la T, de Belgrano y del Rojo salieron juntos a la cancha para decirle basta a la violencia.
Los integrantes de los tres planteles se reunieron en el túnel y con la terna arbitral recorrieron juntos los metros que los separaban del terreno de juego. La recepción fue mayormente respetuosa, pese a que también se escucharon desde las tribunas del estadio silbidos y algunos cánticos de rechazo contra el tradicional rival.
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Los futbolistas (los de Belgrano vestían la tradicional casaca celeste) posaron entremezclados cerca de una de las líneas laterales y exhibiendo una pancarta con la leyenda #NoSomosEnemigos, el hashtag que se utilizó en las redes sociales para difundir mensajes de rechazo por el crimen de Balbo.
Luego los jugadores se alinearon alrededor del círculo central para escuchar un breve comunicado que leyeron en fragmentos los tres capitanes. El primero, Guillermo Farré, de Belgrano, fue silbado; el segundo, Pablo Guiñazú, de Talleres, fue ovacionado; el tercero, Nicolás Tagliafico, de Independiente, fue acompañado con silencio.
Antes de este gesto habían sido los hinchas de ambos clubes los que habían comenzado una iniciativa por redes sociales: se habían sacado fotos juntos con el hashtag #Nosomosenemigos. Los simpatizantes de Belgrano realizaban el gesto de una "T" con sus manos, mientras que los de Talleres se tapaban un ojo (en honor al apodo de Belgrano, "Pirata").
Unas horas antes del partido los jugadores de Talleres y Belgrano compartieron una ceremonia interreligiosa que se lleva a cabo en la previa de cada partido del conjunto local.