El despido de Diego Abal dejó al descubierto una feroz interna en la conducción del arbitraje argentino que ofrecerá en los próximos días nuevos capítulos de una historia que todavía no tiene el final escrito.

Por un lado, el director nacional de árbitros, Federico Beligoy, y por otro un grupo al que -el también secretario general de la Asociación Argentina de Árbitros- identifica como opositor a su gestión.

El gol anulado a Gimnasia cuando en la fecha 18 enfrentó a Sarmiento dejó un tendal. Desde el tercer piso de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) le pidieron una reacción a Beligoy.

Este entendió que, lo que se puede entender como un tirón de orejas, también era un respaldo institucional. La idea era "parar" árbitros -de campo y VAR- por algunas fechas y marcar la cancha.

Pero tras la reunión arbitral en el predio Lionel Messi, la sensación que le quedó a Beligoy fue de guerra y que si ofrendaba "árbitros parados" como señal a Viamonte, el frente interno podía terminar llevándoselo puesto.

"¿Qué vas a hacer, nos vas a parar a todos?", fue una de los últimas frases que escuchó antes de dejar Ezeiza. Fue también el disparador que le hizo madurar una idea que cristalizó al día siguiente con el despido de Abal.

Al conocerse la noticia, Beligoy recibió un mensaje elíptico. Fernando Espinoza, el árbitro que también suele estar en el ojo de la tormenta por sus modos fastidiosos y que en su última muestra de prepotencia empujó al futbolista Gustavo Canto, de Central Córdoba, publicó un estado de WhatsApp elocuente: "La vida es como un restaurant, nadie se va sin pagar", decía la frase que acompañaba una imagen a la que él le agregó la suya.

"El que avisa, no traiciona", redobló la apuesta Espinoza para cerrar su estado, visible para todos aquellos contactos que tiene ?y lo tienen- agendado. ¿Qué quiso decir el árbitro? "Para quien esté dispuesto a entender las cosas sin vueltas, es claro: si me echan a mí también, la pagan. Si me echan, me llevo puesto a más de uno", analizó alguien que también vio el mensaje y conoce de cerca la interna arbitral.

<b>La grieta es entre árbitros de VAR y de campo</b>

La interna que divide a los árbitros tiene su epicentro en una división: los de campo y los de VAR. No hay una buena convivencia entre ambos por varios motivos.

En las canchas molesta el tiempo que se consume con sus intervenciones desde Ezeiza; que las malas conexiones atentan contra el trabajo; que en algunas ocasiones, el ida y vuelta verbal encierra malos tratos; y una rispidez de linaje: hay hijos, sobrinos y familiares de árbitros históricos y la portación de apellido en algunos casos es condenatoria.

"En ese contexto, el gol anulado de Gimnasia del otro día es lo que en política se conoce como tirar un muerto. No sé a quién se lo tiraron, pero fijate que tuvo consecuencias", explica a Clarín una fuente que ve de cerca esa interna.

Lejos de terminar, el conflicto subió de nivel. Algunos creen que no habrá más despidos como el de Abal, pero otros están convencidos que el siguiente en la lista es Gerardo Carretero, también en la mesa VAR durante el partido de Gimnasia y con una edad parecida para maquillar el despido por una cuestión etaria.

Ese día también estaba Gabriel Favale, Quality Manager detrás de las pantallas. "Es la mano derecha de Beligoy, no creo que corra la misma suerte ni que Beligoy entregue tropa propia en este momento", analizó otra fuente consultada.

"No te metas con los pitos, es peor que meterse con las minas del cabaret", dicen que repetía Julio Grondona -en tiempos en que la corrección política no era moneda corriente en los pasillos de la AFA- cada vez que hablaba de los referatos.

Tal vez por eso, para evitar los pases de factura, el propio Grondona oficiaba como presidente del Colegio de Árbitros.