Cada 11 de abril se conmemora a nivel mundial el Día del Parkinson, establecido en el año 1997 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), coincidiendo con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 describió lo que por aquel entonces llamó Parálisis Agitante y que hoy en día conocemos como esta enfermedad.
En este día, los especialistas hacen hincapié en la importancia de la detección temprana, estar atentos a los primeros signos y un tratamiento adecuado para convivir con esta enfermedad neurodegenerativa que afecta a 1 de cada 100 personas en el mundo y es uno de los problemas neurológicos más frecuentes, luego del Alzhéimer.
El doctor Jorge Solana Silveira, reconocido neurólogo de la capital entrerriana, habló con Elonce y también respondió consultas de los televidentes.
Entre los puntos más importantes, explicó que “no todo temblor es enfermedad de Parkinson, éste se caracteriza por ser un temblor en reposo, aparece cuando el paciente camina y se nota por la falta de movimiento en el brazo que no acompaña la marcha como lo hace el otro brazo”.
El Parkinson “empieza de un solo lado del cuerpo y además del temblor genera enlentecimiento motor y una movilidad que se va reduciendo en el tiempo, altera la escritura, la dificultad de manejar los utensilios, de prenderse los botones, levantarse de una silla”.
El profesional indicó que una vez que se diagnostica “tiene muchos años de bienestar en su salud y en el control de las dos formas clínicas, tanto la temblorosa como la acinético rígida”. Mirá la nota completa en el siguiente video:
Los síntomas más comunes
Temblores: se trata de sacudidas rítmicas involuntarias que comienzan en las extremidades, como las manos o los dedos.
Rigidez muscular: esta es una sensación que causa dolor y limita la movilidad del cuerpo.
Bradicinesia: son movimientos lentos que se realizan de manera involuntaria al realizar tareas simples. Esto provoca dificultad a la hora de llevar a cabo ciertas acciones que involucren el uso del cuerpo.
Pérdida del equilibrio: es la sensación de fuerte inestabilidad o mareo. Se hace presente con una postura diferente, generalmente más encorvada, y puede derivar en caídas repentinas.
Pasos más cortos: se da cuando la persona presenta mayor dificultad a la hora de dirigirse de un lugar al otro y, en muchos casos, arrastra los pies al intentar caminar.
Pérdida de reflejos: se reduce la capacidad de respuesta y de llevar a cabo movimientos que suelen ser automáticos para las personas.