Los números, por sí solos, pueden sonar fríos. Manu Ginóbili jugó 900 partidos de temporada regular. Y el dato se muere en el enunciado. El contexto le puede da valor. Tener 900 partidos significa haber jugado tres más que todos los que sumó en su carrera en la NBA Larry Bird. Y entonces la dimensión es histórica.
La celebración del partido 900 de Manu, que además jugó otros 187 en playoffs, fue con un triunfo sobre el Cleveland de LeBron James, un rival de peso, líder en la Conferencia Este. Además, anotó un doble decisivo cuando faltaban 28 segundos para terminar el partido. Terminó con 10 puntos en otra de esas noches muy positivas, que se repiten y cada vez cuestan más explicar para un jugador de 38 años.
Asumiendo riesgos en momentos decisivos de un partido que los Spurs llegaron a perder por 15 puntos y terminaron ganando 99-95. Significó la décima victoria seguida. Otro dato que sería normal, de no ser porque es el primer equipo que lo logra en seis temporadas diferentes. Y que aparte le permite estirar a 23 la racha de partidos sin derrotas jugando en el AT&T Center. Números, nada más que números.
<b>Las mejores jugadas de Manu en el partido, con el broche del doble decisivo</b>
El peso específico se encuentra por otro lado. "Disfruto mucho cada vez que juego contra estos cuatro grandes. Estoy ante cuatro integrantes del Salón de la Fama y quiero hacer las cosas bien", dijo LeBron James poco antes del partido, en referencia a Gregg Popovich, Duncan, Parker y Ginóbili. Puro respeto.
Si 900 puede sonar bajo comparado con los 1611 que jugó Robert Parrish (20 años de carrera entre 1977 y 1997), se puede señalar que ganó 655 y perdió 245. Lo que le da un 72,7% de triunfos, que lo convierte en el jugador en actividad con mejor porcentaje de victorias. Si, mejor que Kobe Bryant, que LeBron o que cualquier otro que se le ocurra. Y eso sin apuntar que la carrera de Manu tuvo otros siete años por fuera de la NBA (tres en la Argentina y cuatro en Italia).
En unos pocos días más, estaremos esperando que llegue a la marca de 1100 partidos (sumando temporada regular y playoffs), y todo seguirá siendo absolutamente de registro. Natural. La permanencia en la elite se volvió cotidiana. Eliminó la sorpresa.
Algo similar, si se quiere, a la normalidad con la que se asume el quinto Balón de Oro de Messi, por poner un ejemplo de estos días.
Y si se bucea un poco más en ese mundo tan particular que son las estadísticas del básquetbol, se encontrará que sus 300 triples en playoffs son la tercera marca de todos los tiempos en la NBA, sólo por debajo de Reggie Miller y de Ray Allen, pero por encima de Kobe Bryant, Paul Pierce, Robert Horry, Scottie Pippen, Michael Jordan o Dan Majerle, por nombrar sólo a algunos del Top 15.
Números que siguen creciendo mientras avanza en esta temporada y sin que reparemos demasiado en ellos. Porque al fin de cuenta lo que importa es el día a día. Como que anoche Ginóbili terminó teniendo en sus manos la pelota decisiva del partido ante un rival poderoso. Vigente, protagonista, determinante. Como en cualquiera de los otros 899.
Fuente: EFE