Si usted quiere ver cómo se encuentra del corazón, un rápido chequeo, no concurra al cardiólogo. Más rápido y entretenido - o no- es ir a ver a Banfield. Porque puede pasar del éxtasis al sufrimiento en un abrir y cerrar de ojos. De 0 a 100. De estar para golear, a padecer. Emociones al por mayor y suspenso hasta el minuto final. Mejor comprobación que ésa para el cuore, imposible. En ese marco, el equipo de Almeyda volvió al triunfo en el Sur por 3-2 ante San Martín de San Juan.
Como una montaña rusa, con subes y bajas, el local arrancó abaj: error defensivo en dos oportunidades durante una misma jugada y gran cabezazo de Carlos Bueno para el 1-0. Pero en uno de los agresivos y típicos cambios del team del Pelado, dos grandes jugadas se hicieron presentes, con Cazares como estandarte. Primero, poniéndole un pase de mitad de cancha a Bertolo, quien hizo la individual y se la cedió a Noir para el 1-1. Minutos más tarde, ya con dominio de juego de Banfield, Juanito aprovechó una escalada de Tito por la derecha y éste se la dio a Cuero para el 2-1.
El gol en contra de Raúl Iberbia en los primeros albores de la segunda parte parecía sentenciar el resultado. Pero Banfield, siempre tiene una sorpresa -a veces feliz, a veces no- guardada en su bolsillo: desplifarró claras situaciones y lo pagó con sus errores en defensa. Bueno descontó a menos de veinte minutos para el final y le puso un manto de notorio sufrimiento al partido. Un martirio para los hinchas presentes en el Florencio Sola. Muy ciclotímico el Taladro ante un San Martín con fallas que igualmente se animó y hasta pudo haberlo empatado.
Respira Banfield. Respira Almeyda. Las pulsaciones más bajas. El corazón más calmo para su primera victoria como local y para la pérdida del invicto de San Martín.