En un partido cargado de emotividad (por la despedida que le brindaron los hinchas a Diego Cocca -anunció que se irá del club- y la súplica a Diego Milito para que continúe defendiendo la camiseta de la Academia), Racing goleó por 3 a 0 a Crucero del Norte y armó una verdadera fiesta en el Cilindro
Como era de suponer, el partido inició con el local teniendo la iniciativa y con los misioneros replegados en el fondo, apostando a una contra milagrosa. A los de Avellaneda les costó encontrar el camino, y recién promediando el cuarto de hora llegaron a crear peligro. Ambas situaciones fueron mediante Mariano Pavone: anticipándose en un centro y con un testazo que pasó cerca.
Luego, lo mejorcito fue obra de Oscar Romero, el encargado de 'crear el fútbol'. El paraguayo probó desde lejos en dos ocasiones, sacudiendo el travesaño y con un intento que pasó cerca del palo.
La primera parte se moría y todo hacía indicar que se iban al vestuario con una paridad, pero apareció él. El Príncipe encontró una pelota dentro del área chica y no perdonó.
En el inicio del complemento, para terminar con cualquier tipo de reacción anímica de su adversario, los de Cocca ampliaron. Al minuto, tras unos intentos fallidos de Washington Camacho y Diego Milito, Leandro Grimi logró inflar la red y desatar la euforia en el estadio. Más tarde, a los 26, Romero metió una exquisita pelota para que Milito le gane la espalda a los defensores rivales y defina con clase ante la salida del arquero.
De esta manera, Racing finalizó una noche perfecta por donde se lo mire. Ganó, mantiene posibilidades de culminar en la segunda posición (da un lugar directo a la Libertadores), despidió con honores a Cocca y mimó al goleador, su gran ídolo. Crucero del Norte, en cambio, demostró por qué descendió tantas fechas antes: fue un simple partener en Avellaneda y casi ni cruzó la mitad de la cancha.