Cuatro fechas antes del final del Brasileirao 2014, Chapecoense estaba en zona de descenso. En su primera temporada en la máxima categoría del fútbol brasileño, el pequeño conjunto de Santa Catarina sumaba seis encuentros sin victorias, con tres derrotas consecutivas, y parecía necesitar de un milagro para lograr la permanencia. Pero el Verdao no se dio por vencido: de los siguientes nueve puntos, el equipo que dirigía Gilmar Dal Pozzo consiguió siete y llegó salvado a la última jornada. Uno de los logros más importantes en los breves 42 años de historia del club, fundado en 1973.
Como si fuera poco, unos meses después, debido al extraño sistema de clasificación elegido por la CBF (más complejo aún que el del fútbol argentino), Chapecoense también se ganó un lugar en la Copa Sudamericana, por ser el cuarto equipo mejor ubicado en la última temporada de los conjuntos que quedaron eliminados en la Copa de Brasil 2015 antes de los octavos de final. De esta manera, después de cuatro décadas en las que sus únicos logros habían sido a nivel estadual, el equipo de la ciudad de Chapecó pasó a tener la chance de codearse con los conjuntos más tradicionales del continente.
Luego de algunos años de buen rendimiento, con dos títulos en 1977 y 1996 y siendo protagonista de los certámenes estaduales, las malas administraciones lo llevaron a la quiebra en 2001. Para desaparecer, el club recurrió a un artilugio legal, cambió de nombres y pasó a llamarse Associación Chapecoense Kindermann/Mastervet, lo que le permitió conservar su identidad futbolera y desprenderse de las deudas gracias a una asociación marketinera que duró hasta 2004.
El entrenador es Guto Ferreira, un DT con experiencia en diferentes clubes brasileños y se inclina por una formación 4-2-3-1 con dos delanteros rápidos (Maranhão y William Barbio) por los laterales. Una de sus principales figuras es el lateral derecho Apodi. Túlio es el que juega más de punta. Camilo y Cleber Santana son las cabezas del medio campo y también tiene a Tiago Luís, que fue compañero de Neymar en el Santos.