Por el vaciamiento de la empresa de Crespo, otorgaron una pena de cinco años y ocho meses para Miguel Artemio Waigel -el principal responsable; de cinco años para Nancy del Carmen y de cuatro años para Maricel Alejandra y Miguel Francisco, pudo saber Elonce. Se trató de uno de los fraudes más grandes que se recuerde en Entre Ríos.
Fue la jueza Federal Lilia Carnero quien condenó a 14 de los 21 imputados en el juicio por el vaciamiento de la empresa Waigel tras un proceso oral y público, que duró tres meses, en el que se investigaron los delitos de insolvencia y quiebra fraudulenta.
“Las maniobras de vaciamiento de la empresa y la quiebra fraudulenta eran claras, no había dudas del perjuicio generado a la comunidad de Crespo, se dictaron todas las condenas que pidió Fiscalía y se hizo lugar al pedido de prisión preventiva que habíamos solicitado”, comunicó a Elonce el fiscal del Tribunal Oral Federal de Paraná, José Ignacio Candioti.
En la oportunidad, el fiscal bregó para que la resolución del juicio “pueda llevar algo de alivio a la gente de Crespo, que sufrió mucho” y remarcó que “hubo 14 condenas a penas importantes”. “Los delitos no quedaron impunes”, sentenció.
El fiscal Leandro Ardoy, por su parte, respondió los cuestionamientos que apuntaron a la baja cantidad de años de pena para los responsables del fraude: “El legislador estableció que el máximo de la pena posible era de seis años y nosotros tenemos que adecuarnos a lo establecido en ese momento determinado”.
Y rescató que “tanto la querella como la fiscalía solicitaron el decomiso de algunos bienes, pedidos a los que también se hizo lugar, entre estos, no solo una planta hormigonera y camiones, sino también, vehículos de lujo de los denominados súper deportivos”.
Sobre la causa
En 2006 la AFIP allanó la sede de la histórica empresa en Crespo por las deudas que iban acumulando. Pudieron pagar, pero no quisieron. En 2007 comenzaron a vender y transferir propiedades y empresas, mientras crecían las deudas con los ahorristas que invertían en sus empresas. Podrían haberles pagado, pero no quisieron. En 2008 continuaron con las maniobras de desprendimiento de bienes, y en Crespo se empezaba a hablar que el emporio de la construcción se venía abajo. En 2009 aceleraron el vaciamiento de la empresa, utilizando a testaferros y prestanombres, al punto de querer vender nueve inmuebles un mismo día. Todo para no pagar y poder seguir viviendo la vida de millonarios, dejando a miles de personas en la ruina.
“Más de 1.000 ahorristas sufrieron problemas, hubo un plan único orquestado con una clara finalidad defraudatoria”, había explicado Candioti a Elonce y apuntó a lo que significó el vaciamiento de la firma porque "fueron 25 millones en el año 20009, cuando el dólar estaba a tres pesos”.
Artilugios delictivos
El fiscal había apuntado contra la rama de los Waigel que más trabajó para el fraude: Miguel Artemio Waigel, su hija Maricel Alejandra Waigel, su hijo Miguel Francisco Waigel, otra hija, Nanci Waigel, y su esposa Rosa Inés Butazzoni. Pero también la otra rama familiar, que participó de la menor cantidad de operaciones.
Durante el juicio, había detallado que todo comenzó con la denuncia de la AFIP por las maniobras de desapoderamiento de bienes y “un suceso que causó cierta conmoción”, como fue el allanamiento en 2006. Luego, señaló las maniobras de venta de innumerables inmuebles desde 2007 a Bienes del Litoral SA y otras sociedades, y refirió que la mayoría de las operaciones fueron desde 2009, donde las maniobras eran no solo sobre inmuebles, sino también con vehículos.
Candioti definió como “la maniobra más grosera” la realizada el 27 de julio de 2009, cuando se transfiere un paquete de inmuebles a Daniel Goró y Sonia Milesi, y que luego estos transfieren al matrimonio Silvina Campos y Marisa Vargas, allegadas a los Waigel. Incluso, recordó el fiscal que “algunas de las transferencias de inmuebles fueron días antes de la presentación del concurso”.
“A la par, en la Justicia provincial, se tramita la quiebra fraudulenta”, dijo y recordó que por esto el abogado Rubén Pagliotto pidió que se acumulen las causas. Además, “hubo maniobras de ocultamiento de bienes, como una embarcación náutica que nunca apareció, y la planta móvil hormigonera”, que fue hallada en medio de un campo, propiedad de un pariente.
Entre 2007 y 2008, constituyeron Cementos del Paraná, Astron SRL, Artemio Waigel SRL, Waigel y Hermanos, entre otras empresas, con la sola finalidad de desviar el patrimonio de la empresa en quiebra. También recordó que, en 2012, con posterioridad al concurso de acreedores, se realizaron allanamientos ordenados por el entonces juez de Instrucción Elvio Garzón, donde se secuestraron bienes muebles y vehículos.
“No fue magia”
Sobre la prueba documental, Candioti destacó la presentación realizada por los síndicos Valentín Cerini y su padre, donde se plasmó un “accionar inescrupuloso de la firma”, con 19 operaciones de transferencias de empresas y bienes.
“El inventario menciona muchos inmuebles que ya fueron vendidos y las empresas están siendo transferidas con contratos simulados por irrisorios 10.000 pesos mensuales”, citó el fiscal, y agregó que esto “denota intención de vaciamiento”, y que además había un período de sospechas de dos años anteriores”. La deuda de los Waigel, por entonces, ascendía a 4.420.000 pesos.
En 2009 sale la declaración de quiebra, con la correspondiente inhibición de bienes de la empresa y de sus titulares. “Esta quiebra no fue magia, sino por un estado de cesación de pagos generalizado, con innumerables acreedores”, dijo Candioti.
Además, el fiscal general refirió la pericia del contador Roberto Zamero, donde se detalla el vaciamiento no solo de Miguel Waigel y Cía SA, sino también de todas las otras empresas de la familia, y también de las personas, claramente “para no pagar nada”. “Cuanta artimaña se les ocurrió para desguazar los activos de la empresa”, citó el fiscal del informe de Zamero.
Asimismo, detalló lo que se denominó el “Plan Master”, por el cual comienzan buscar testaferros como titulares de sus bienes. Esto quedó claro con los mails donde se lee: “Ya tenemos los testaferros para la propiedad, quedate tranquila”, dice uno que recibió Nancy Waigel, y esta le escribió a otros de sus familiares: “Cementos urge cambiar testa. Espero respuesta. Gracias”.
Luego mencionó los numerosos legajos de vehículos más los cuatro autos de alta gama en los que se movían los empresarios. También, como parte del fraude, “se practicaron retenciones de seguridad social (a los trabajadores de la empresa) pero no los pagaron”, dijo Candioti.
También, para tener dimensión del “daño generado a los habitantes de Crespo” mencionó que era importante valorar entre estas pruebas una carta de familiares de uno de los damnificados por la estafa, que falleció, donde refieren que el hombre se enfermó de cáncer que le surgió a partir de los nervios y la desilusión tras perder los ahorros de toda su vida.
Sin vergüenza
También surgió de los documentos del expediente lo que sucedía en las reuniones del directorio, en cuyas actas quedaron plasmadas las maniobras. Una de las más indignantes es una de 2009, donde se detalla la intervención de cada integrante y se resuelve que cada directivo reciba como remuneración 60.000 pesos, que a ese momento eran 17.000 dólares: “¡De una empresa que estaba en cesación de pagos y que a los meses se presentan en concurso preventivo!”, exclamó Candioti. Fue una propuesta de Nancy Waigel y se aprueba por unanimidad. Además, propusieron una renta vitalicia. “El directorio firma y acuerda por unanimidad de todos los integrantes, ninguno era director decorativo”, aseguró el fiscal general.
No quisieron pagar
En cuanto a la prueba testimonial, las valoraciones de Candioti fueron extensas. Empezó por la declaración del síndico Valentín Cerini, quien explicó su informe, en el cual surgía el pasivo de 65 millones de pesos y las maniobras arteras, como poner el pasivo en dólares al valor 1 a 1, cuando el cambio ya estaba a más del triple. Además, Cerini dijo que hicieron un revalúo técnico no permitido por las normas contables.
“Dentro de las 19 operaciones informadas por la Municipalidad, las más burdas fueron las realizadas un mismo día”, mencionó y detalló las “operaciones simuladas”, como las mencionadas con el matrimonio de prestanombres, que ni siquiera sabían qué estaban firmando. “Fue un testimonio contundente”, dijo Candioti.
También mencionó la declaración de un empleado de la empresa de apellido Dietrich, quien trabajaba en la hormigonera, cuando fundaron Cementos del Paraná: “Era el nombre ficticio de la empresa, en realidad seguía siendo Miguel Waigel y Cía SA, siempre iba Miguel, Nancy y Maricel”, citó el fiscal sobre el obrero.
Sobre el testimonio de otro contador, recordó el modo de manejarse de los Waigel: “El directorio hacía lo que quería. Si estaban autorizados a librar cheques hasta por 100.000 pesos, lo hacían por 300.000 y no les importaba. Hubiesen podido pagar y evitar 12 años de sufrimiento. El directorio no quería pagar”.
Por esto, Candioti concluyó que los imputados “sabían de la quiebra fraudulenta, y de las consecuencias de su accionar, que iban a ir presos. Entonces, como Artenio tenía más de 70 años y se iba a ir con prisión domiciliaria, dijeron ‘que se haga cargo él’”.
Cómplices y víctimas
Todo esto fue imputado principalmente a la mencionada primera rama del clan Waigel. Pero Candioti detalló también las maniobras en las que participó la otra parte de la familia en los años 2007 y 2008, aunque no fue la mayoría de las maniobras, que se iniciaron en 2009. Sin embargo, sí delinquieron desde el 16 de julio de 2007, cuando se hicieron las primeras dos transferencias de inmuebles.
Asimismo, Candioti pidió la absolución de dos imputados: el matrimonio Milesi y Goró, “porque fueron utilizados para las maniobras por los Waigel. No tenían conocimiento para considerarlos responsables del desapoderamiento e la empresa. Se aprovecharon de su insolvencia”, afirmó.
El fiscal Ardoy describió a los Waigel como aquellos poderosos que se creen impunes por naturaleza, o mas bien, por clase social. Que por el tipo de delito que cometen el Código Penal no los puede alcanzar. Siempre se creen que están más allá del Estado. “Estamos para demostrar que la Justicia los debe alcanzar”, había dicho durante el juicio.