No era un partido más para Boca. En la previa, este duelo, en la Bombonera, ante Rosario Central, aparecía como 'bisagra', considerando el reciente empate ante River, el cual lo mantuvo a ocho puntos de distancia de su clásico adversario. ¿Qué significa esto? Sencillo: para no despedirse prontamente del torneo local, tenía que vencer al conjunto rosarino.
Y al "Xeneize" no le pesó la presión; sino todo lo contrario. Supo sacar pecho, sobreponerse a la adversidad y pudo revertir el resultado. Fue 2-1, un justo triunfo para el equipo local. En el primer tiempo, el "Trencito" Valencia había puesto la ventaja transitoria; mientras que Mariano Echeverría y Leandro Marín, en una ráfaga durante el complemento, se otorgaron la victoria al local.
¿Fue merecida la victoria? Si, absolutamente. Luego de un primer tiempo parejo, pero con leve supremacía de Boca, en el complemento todo fue del "Xeneize". Ya desde el comienzo del mismo, quedó en claro cuál era la intención de Arruabarrena, quien hizo un cambio ofensivo: Acosta por Carrizo.
Y así fue que Boca lo empezó a empujar contra su arco. Sin embargo, carecía de claridad en los metros finales como para inquietar a Caranta. Pero llegó la justa e infantil expulsión de Acevedo en el visitante. Y a partir de ese momento, todo se acentuó: el local buscó mucho más el arco contrario; el visitante, definitivamente decidió replegarse y ceder todo protagonismo.
Arruabarrena lo buscó aún más con los cambios ofensivos (Calleri por Castellani y Martínez por Erbes); mientras que Russo hizo todo lo contrario. Boca se 'adueñó' de la pelota y del partido ante un rival que, tal cual viene demostrando en este torneo, es un equipo sin la más mínima intención de juego, ya que sólo apuesta al contragolpe y al pelotazo.
Y tanta, e insistente búsqueda, tuvo su recompensa. Tardó, pero llegó. Así fue que en solamente tres minutos (29 y 32 del complemento) lo terminó dando vuelta. A partir de ese momento, y más allá de encontrarse con superioridad numérica, lo de Boca no fue tan ofensivo; sino que se replegó. Igualmente, no sufrió sobresaltos ante un adversario muy 'tibio', incapaz de generar situaciones y de mostrar reacción.
Así, Boca se quedó con un merecido triunfo. ¿Jugó bien? No, para nada. Pero lo destacable es que, ante la falta de juego, el equipo mostró carácter, ímpetu y personalidad. Con estos atributos ganó y mantuvo viva la ilusión de pelear el campeonato, más allá que aún lo separan cinco puntos del líder, justamente River.