Era un duelo de punteros el que se daba en el Allianz Arena. Ambos llegaban en lo más alto: el Bayern Munich (8 puntos, + 3) recibía al sorpresivo Paderborn (8 puntos, +5), que debuta esta temporada en Primera, e inesperadamente reinaba en la Bundesliga por la diferencia de gol. Pero el equipo de Pep Guardiola estuvo lejos de respetar al desconocido líder de la tabla y enseguida le hizo sentir el rigor de un peso pesado.

A los 8', Mario Götze puso el 1-0 tras una gran asistencia de taco de Thomas Müller. El local atacaba a voluntad, mientras que su arquero, Manuel Neuer (cumplió 100 presencias en el Bayern), era un espectador de lujo. Al toque, Robert Lewandowski remató desde afuera del área y, con ayuda del arquero, clavó el segundo. El cuarteto conformado por Robben, Müller, Götze y Lewandowski hacía estragos cada vez que atacaba a la débil defensa visitante, y el marcador no creció sólo por la falta de puntería del dueño de casa.

La segunda parte prácticamente estuvo de más. El Bayern manejó la bocha todo el tiempo bajo el criterio de Xabi Alonso (dio 140 pases bien, según las estadísticas) y la electricidad habitual de Arjen Robben, que dejó un surco por la banda derecha. De sus pies nacieron el resto de los tantos: en el tercero, desbordó a su marcador y se la sirvió a Müller, que remató exigido y la tapó el arquero. Pero ahí estaba Götze para corregir y poner el 3-0. El cuarto casi fue un calco del anterior: el 10 holandés apareció a toda velocidad por la banda diestra y metió un centro-asistencia a Müller, que esta vez no falló. Anticipó al marcador y selló el resultado final.

Los números reflejaron la inmensa diferencia de jerarquía entre un gigante del fútbol alemán (que encima dirige Guardiola) y un debutante.