Banfield llegó a este partido ante un muy buen equipo como Argentinos Juniors con todas las urgencias y presiones habidas y por haber y sin su entrenador, Julio Falcioni, operado de apendicitis, en el banco (fue reemplazado por Omar Píccoli).
Inmerso en zona de descenso por Tabla Anual antes de empezar el partido, lo imperioso para el "Taladro" era ganar hoy, pero también seguir haciéndolo, y mucho, si quiere desatar esa soga que le aprieta el cuello de la permanencia cada vez más.
Claro que Argentinos no era justamente el mejor rival para empezar la remontada, aunque a favor los albiverdes contaban con el desgaste sufrido por los de La Paternal entre semana, cuando debieron jugar por Copa Libertadores, ante un rival tan exigente como el ecuatoriano Independiente del Valle, y además en los 2.850 metros de altura de Quito, donde terminó perdiendo sobre la hora por 3 a 2 para clasificarse en segundo lugar en su grupo.
Además este partido para los dirigidos por Gabriel Milito marcaba la despedida de Kevin Mac Allister, otro miembro del clan de los pampeanos que como anteriormente su hermano Alexis, se va a jugar a Europa, más precisamente al Royale Union Saint Gilloise, de Bélgica.
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Las fuerzas minadas, unas cuantas variantes para refrescar piernas y una exigencia mayúscula lanzaron a Banfield hacia delante desde el primer minuto, aun a riesgo de que el buen juego de los visitantes les diera un dolor de cabeza antes de comprar el analgésico para remediarlo.
Y en ese devenir del encuentro, pese a su leve superioridad, a Banfield le pervivió un mal que viene atravesando desde hace 22 fechas, cuando se inició el torneo: la falta de contundencia.
Porque muchas oportunidades las crea el con junto sureño, pero no concreta casi ninguna, y así le va, clavado en el fondo de las posiciones desde que comenzó el campeonato y que se terminó cargando al anterior entrenador, Javier Sanguinetti.
Así se fue el primer tiempo y transcurrió la mitad del segundo hasta que el hombre más peligroso en ataque del local (el único en realidad), Milton Giménez, tomó un rebote tras un tiro de esquina dentro del área de Argentinos para colocar el 1 a 0.
Era ese tanto agua en el desierto para un Banfield que, como quedó dicho, tiene sequia de festejos, y a partir de entonces quedó la mitad del complemento para defender esa magra pero sustancial diferencia, esos tres puntos de platino para salir, aunque sea hasta el miércoles, de la zona del descenso por Tabla Anual en la que ahora quedó sumergido Huracán.
Por eso se celebró tanto, y los hinchas no gritaron tanto por el cotejo que se viene en cancha de Tigre, ya que prefirieron valorar el presente antes que imaginar el futuro ante un "Matador" que viene de capa caída. Es que no fue poco cortar una racha de tres derrotas consecutivas.
Y para Argentinos el futuro inmediato le depara recibir la visita de un Instituto que llegará entonado a La Paternal luego de imponerse hoy por 1 a 0 a Belgrano en uno de los clásicos cordobeses.