Espectáculos "Soy muy fogosa"

Andrea Rincón habló de la peor noche de sexo de su vida

"Soy muy egoísta en la cama: si yo no puedo, vos tampoco", sostuvo la ex Gran Hermano, Andrea Rincón. Además reconoció: "Viví mucho tiempo en la oscuridad y le tengo miedo"

13 de Diciembre de 2015

-Bajaste mucho el perfil. ¿A qué se debió?

-Gracias a eso estoy como estoy. Es muy difícil vivir tan expuesta. Cuando uno abre tanto las puertas de su vida, también es culpa de uno dar lugar a que cualquiera pueda decir lo que sea. Cuando las cosas son ciertas, uno se las tiene que bancar, pero cuando las cosas no son ciertas, decís: "Pará, loco, me mando todas estas cagadas, no me sumen estas también". Por eso hace mucho que no hago notas, esta es una de las primeras que estoy haciendo y me da nervios.

 

-Más allá de bajar el perfil, ¿hubo un cambio tuyo hacia la profesión o fue un poco casualidad? Este año estuviste grabando La leona.

-Sí, es una gran apuesta y estoy totalmente agradecida. Con Pablo Echarri, Martín Seefeld, Tomás Yankelevich y también con mis compañeros, porque la verdad es que me ayudan mucho. Yo soy una persona muy insegura y eso siempre me juega en contra. Laburo con un grupo humano increíble que me ayuda todos los días. Estudio teatro desde que tengo 8 años, y es siempre lo que me gustó. Sí, hice un cambio, primero que nada empezó siendo una cuestión personal, me estaba haciendo muy mal la exposición. Todos sabemos que la exposición en los medios te genera mucho laburo. Cuanta más exposición tenés, más laburo tenés. Entonces tenía que poner las cosas en un orden de prioridades y decir: "Mi salud mental o mi economía". Dije: "Mi salud mental". Fue un tiempo largo que me llamaban de todos los programas y, por otro lado, te empiezan a llegar las cuentas y no estaba laburando. En un momento llegué a plantearme dedicarme a otra cosa, si no se daba lo que yo buscaba. "Si me tengo que arremangar e ir a limpiar baños, lo haré, pero tengo que priorizar mi salud mental, porque si no, no voy a servir para nada", pensaba. Nada de lo que hacía lo estaba haciendo bien.

 

-¿Sirvió para curarte?

-Sirvió para curarme. Es un laburo que vengo haciendo hace dos años, que va más allá de cualquier cosa. A veces uno lo asimila con el problema que tuve en algún momento, y no. Me parece que pasa también por adentro, por estar tranquilo con uno mismo, poder llevarla de otra manera. Cuando vos estás muy expuesto, te llueven los quilombos. En un momento era prender la tele y ver que hablaban de mí, y eran tantas cosas que no eran ciertas. Yo soy una persona muy emocional y lo padecía mucho, sufría, lloraba mucho.

 

-No era solamente un tema de adicción a las drogas, sino tener problemas todo el tiempo.

-Era todo. Tengo un problema de trasfondo, una cosa trae a la otra. Tengo problemas de inseguridad, tengo muchos traumas que estoy tratando en terapia.

 

-¿Seguís yendo a terapia?

-Sí, religiosamente. Noto la evolución día a día. Cuando uno tiene muchas cosas adentro, enojos o heridas abiertas, es como que lo mínimo que te sucede te abre la herida, o te hace enojar. Estuvo muy bueno parar la pelota y empezar a ver qué era lo que había.

 

-¿Por qué creés que sos tan insegura?

-Son muchas cosas que vienen de chica, necesito la aceptación o el reconocimiento. Siempre lo primero que pienso es que estoy haciendo las cosas mal. Desde chica me jodía mi viejo y me decía: "¿Soy fea, maestro?". Porque yo siempre pensé que era fea y que hacía todo mal. Algo que sí siempre supe es que era buena persona, entonces me respaldaba con eso, decía: "Bueno, no importa si soy fea, el que me quiera va a ser por lo que tenga por dentro". Era como que me acariciaba yo solita.

 

-¿Te amigaste con tus papás?

-Me amigué con mis papás y sobre todo con mi viejo. Hizo un esfuerzo muy grande que lo noto día a día. Mi viejo sigue yendo a terapia por mí, a tratar de entenderme y recomponer la relación. La navidad pasada lo agarré y le dije que así como toda la vida le dije lo que hizo mal, me parecía muy injusto que yo no estaba valorando todo lo que estaba haciendo él ahora por mí, que es muchísimo.

 

-¿Y él te dice a vos todo lo que hacés bien?

-Sí y hace un tiempo largo que me lo viene diciendo, pero yo seguía enojada y no lo podía ver, hasta que la terapia me hizo evolucionar. La verdad es que hoy soy amiga de mi viejo, soy amiga de mi vieja. Tengo un groso al lado, que lo amo con toda mi alma. El viejo es lo más.

 

-¿Qué te dejó la calle?

-Una enseñanza en lo personal, que la calle no es justificativo para nada. Como cuando dicen: "No, porque éste roba porque tiene hambre". No, yo no lo veo así. Hay que ver lo que puede llegar a hacer una madre por sus hijos, creo que es muchísimo más que lo uno puede hacer por uno mismo; pero hablo desde mi experiencia personal, que me enseñó que nunca hay que bajar los brazos.

 

-¿Nunca, ni en el peor momento robaste nada?

-No. Mi viejo siempre me inculcó valores, me decía que él se podía resignar a que a su hijo lo mate un chorro, pero que no se podía resignar a que su hijo fuera un chorro y vaya y mate a alguien. Me decía que él no quería que yo fuera abogada, ni contadora. "Yo lo que quiero es que seas buena persona". Esas bajadas de línea te metían mucha presión con la vida, muchísima. Me acuerdo que era muy chica y me quedaba hablando con él hasta tarde, y siempre te estaba frenando y diciendo: "No, por acá no". Y estuvo bueno. De hecho, muchas cosas hice mal.

 

-¿De qué te arrepentís?

-Me arrepiento de haber ido tan rápido en la vida. Hay una parte que me hubiese gustado vivir. Siempre fui de hacer cosas de chica más grande. Siempre tenía amigos más grandes. Cuando era chica me preguntaban: "¿Qué querés hacer cuando seas grande?". Y yo decía: "¡Lío!". Bueno, más o menos hice, ¿no? (risas)

 

-¿Costó salir de la droga?

-Sí, cuesta día a día. Es una pelea diaria. Salir de la droga no cuesta, lo que cuesta es cambiar las conductas adictivas. Eso es lo que más cuesta. Hay gente que no consume y las tiene igual. Con amor todo es mucho más fácil, yo no me puedo quejar del grupo familiar que tengo, porque me bancaron muchísimo.

 

-¿Tuviste miedo alguna vez?

-Sí, tengo miedo. Peleo todavía con los miedos. Soy miedosa.

 

-¿A qué le tenés miedo hoy?

-Le tengo miedo a la oscuridad. Viví mucho tiempo en la oscuridad y le tengo miedo a la oscuridad.

 

-¿Y a qué te aferrás para mantenerte del lado de la luz?

-A mi familia; a mi ahijado, a mis hermanos, a mi cuñada; a mis amigos; al trabajo. El trabajo es increíble. Me costó mucho lograr estar donde estoy, estoy totalmente agradecida. No puedo creerlo y me genera una emoción terrible todo el tiempo. Se viene la temporada y voy a hacer dos obras. Me parece que es el momento de poder hacerlo y disfrutar de lo que a uno le gusta.

 

-¿Y no te da miedo tanta exigencia? Porque vas a hacer una obra en Mar del Plata y vas a hacer otra obra acá.

-En calle Corrientes. No, eso no me da miedo. Es más, eso me hace olvidar del miedo. El trabajo me sostiene de pie todos los días. Es mi bastón. Es mi rescate.

 

-¿No te vamos a ver en los programas de la tarde peleándote con nadie por una bombacha?

-Jamás me voy a pelear por una bombacha. Esperemos que no, yo pude asumir que tengo mis limitaciones. Soy muy pasional y tengo que aceptar que hay cosas que no puedo y no estoy capacitada para hacer. El Bailando por un sueño fue una experiencia muy linda en su momento, pero no estoy capacitada para hacerlo.

 

-¿No volverías?

-Hoy no, porque no puedo. Siempre me joden mis amigas con ese tema que tengo de justiciera. Lo que no es justo me exaspera y tengo que defender al débil. Siempre me meto en quilombos por defender a los demás. Es muy fácil sacarme a mí y hay mucha gente que entiende muy bien este juego de hacer sacar a la gente. Conmigo puede, soy la papa. Entonces, tengo que correrme.

 

-¿Te acordás de la peor noche de sexo de tu vida?

-La primera no me gustó para nada. Pero después una que me encontré con un problema. Pobre la otra persona, pero era como muy. . . No sé qué se podía hacer con eso. Yo buscaba el manual de instrucciones (risas). Decía: "¡Esto tiene que venir con manual!".

 

-¿Era la primera vez con esa persona?

-La primera vez con esa persona y de hecho le costó mucho, porque fuimos a comer como cuatro veces, salimos un montón de veces y cuando llegamos a ese momento, yo no lo podía creer.

 

-¿Hubo segunda?

-No, no hubo segunda ni hubo primera, porque me fui. Yo tengo algo que es un problema, no sé mentir. Me río, me pongo nerviosa. Y me eché a reír.

 

-Si te tenés que definir a vos misma con una palabra, a la hora de la intimidad, ¿cuál sería?

-Soy muy fogosa, para decirlo de alguna manera. Lo pasional que tengo lo tengo en todos los aspectos de mi vida.

 

-¿Es distinto el sexo con amor?

-Sí, toda la vida. Es espectacular.

 

-¿Qué no se le perdona a un hombre en la cama?

-Que no piense en la otra persona. Me ha pasado de enojarme mucho, pero enseguida exigí que solucionen el problema.

 

-No mentís.

-No, no miento porque me parece absurdo mentir. A veces digo: "¿Sabés qué? Hoy no puedo". ¿Viste que hay muchas minas que fingen para sacárselo de encima? Yo te digo: "No puedo". No puedo y olvidate. Si no puedo, soy muy egoísta; si yo no puedo, vos tampoco vas a poder. Se soluciona, o no.

Andrea Rincón espectáculo