Policiales Armas y drogas

Alertan sobre el incremento de la violencia en los hechos delictivos

"La mayoría de los delitos que tenemos desde mediados de 2012 se caracterizan por el incremento de la violencia, aparece mucho el uso de armas, y las drogas", dijo una psicóloga del equipo técnico del Juzgado Penal de Niños y Adolescentes.

25 de Junio de 2015
Luciana Sarmiento El Diario

Los casos de violencia que involucran a los menores crecen, y ese es un dato nada revelador. Pero sí es significativo que esa violencia esté "naturalizada" entre los chicos, esos chicos que se ven involucrados en causas judiciales, casos que llegan al despacho del Juzgado Penal Juvenil de Paraná, el único que funciona en Entre Ríos con esa característica: la especificidad en menores.

 

Lo revela la psicóloga Luciana Sarmiento, integrante del equipo técnico del Juzgado Penal de Niños y Adolescentes y docente de la carrera de Licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader). "Últimamente, lo que más vemos son delitos derivados de enfrentamiento entre bandas en los barios, o entre familias. La violencia está totalmente naturalizada, cuesta hacer entrar la palabra para acercarse al otro, porque el otro es visto como un enemigo. No se pueden hermanar. Hay muchas muertes que preocupan entre los adolescentes ?dice--. La mayoría de los delitos que tenemos desde mediados de 2012 hasta ahora se caracterizan por el incremento de la violencia, aparece mucho el uso de armas, y las drogas".

 

?Un combo preocupante.

?Sí, bastante preocupante en realidad.

 

?¿Qué rol ocupa un psicólogo en un gabinete penal juvenil?

?Cada vez que un menor llega con una causa al juzgado, lo que trato de hacer, en cada entrevista, es poder encontrarme con ese otro que es un ser humano igual que uno. Lo que busco es dejar a un costado todas estas demonizaciones que se hacen de los adolescentes, como si fueran una plaga, una amenaza, y poder conectarme con un pibe que tiene 16, 17 años, 14, 15, en el caso de los no punibles, y saber qué le anda pasando. Saber por qué elige estar con un determinado grupo de chicos, por qué elige portar un arma, cuál es el sentido para él, si es defensa, si es la de pertenecer a algo, si es un modo de acceder a un poder del cual está totalmente excluido. La verdad que acá llegan pibes pobres.

 

?¿Es una sesión de terapia?

?Mi trabajo apunta a encontrar un punto de responsabilidad subjetiva del chico. Pero esto siempre teniendo en cuenta que yo no soy una psicóloga de un consultorio, yo estoy inmersa en una maquinaria punitiva. El Poder Judicial tiene toda esta impronta, entonces yo no puedo olvidarme que en ese chico despierto todas esas ideas acerca de lo que es la Justicia. Y en relación a eso, es lo que pasa en una entrevista. El chico se pregunta quién es la persona que tiene enfrente: ¿es una buchona del juez, es policía, es alguien que realmente me quiere conocer? Todas esas fantasías giran en torno a la intervención con un psicólogo, que en realidad el chico no pidió, porque él no pidió ir a un psicólogo para pedir ayuda. Entonces, toda la dinámica es distinta a la de una sesión en consultorio.

 

?¿Se logra ese objetivo de contactarse con la persona en este ámbito?

?En muchísimos casos, sí. En los que cuesta más es en aquellos chicos que están más posicionados en esta cosa omnipotente de que a mí nada me importa, que soy fuerte, que la justicia no me toca, que yo estoy por fuera de todo esto. Lo que nosotros buscamos es, aunque sea, conmoverlos. Es eso.

 

?¿Todos en el sistema penal juvenil apuntan a eso mismo?

?Siempre nos preguntamos para qué estamos todos los operadores del sistema de responsabilidad penal juvenil, cuál es el objetivo en común, y yo creo que todos debemos ir tras un objetivo común. Si no, es como el juego del Antón Pirulero. Si el psicólogo hace de psicólogo al estilo clásico de consultorio, si el defensor defiende, si el fiscal investiga, pero no se sabe cuál es el objetivo de eso, es como que todos jugamos a diferentes cosas, pero es una función vacía de sentido. A mí me parece que ésa es la clave: adonde apuntamos los que trabajamos acá. Algo del objetivo de la justicia penal juvenil está en el articulo 40º de la Convención de los Derechos del Niño, que habla que ese chico pueda reintegrase a una sociedad, que tenga una función constructiva, que pueda encontrar el valor de la norma, y que se fomente el sentido de dignidad del adolescente. Me parece que todo eso tiene puntos de conexión con lo que los psicólogos nombramos como responsabilidad subjetiva. Esto de hacerse cargo de la vida de uno, hacerse cargo de las conductas que uno tiene, tanto positivas como negativas. Estas cosas básicas, que hoy están como desdibujadas.

 

?¿Cómo se logra que ese chico encuentre su lugar, encuentre sentido, se haga responsable, en medio de un sistema penal que no le reconoce derechos?

?Siempre nos preguntamos qué mensaje le damos a los adolescentes. En eso, está el proyecto de reforma del Código Penal, que está ahora en la Legislatura, que busca restaurar derechos. Venimos de una época del paradigma del patronato y vamos a este otro sistema de protección integral y de responsabilidad. Pero todavía estamos en un contexto ambiguo. Si bien los psicólogos siempre nos embanderamos en esto de ser como los promotores de la responsabilidad subjetiva, y de la subjetividad, y de tratar al otro como ser humano, esto lo tiene que hacer todo el sistema. El nuestro debería ser un discurso más dentro de un sistema que le está prestando atención a ese adolescente. En el anteproyecto de ley que presentamos, hablamos de la procesabilidad en casos de delitos graves como una condición obligatoria, pero también como un derecho. Y en el caso de los delitos no tan graves, como una posibilidad. Que el chico pueda acceder a eso. Hoy por hoy las causas de los adolescentes no punibles se abren, se les toma una entrevista, si hay alguna situación de vulnerabilidad derivamos, y paso siguiente se archiva. Y se lo sobresee. ¿Cuál es el mensaje? Un pibe que está acusado de un delito, pero sin pruebas. Se le vulnera su derecho a defensa, a que se escuche su palabra. Se lo silencia. Ese chico que a merced de su propio error, de su propio acto, y es un mensaje muy complicado, porque es un chico que está creciendo, que necesita límites, el límite ordena, el límite cuida. Y no el límite desde el castigo. Un límite que tiene que ver con el aprendizaje.

 

?¿Cómo logran dar respuestas efectivas en ese contexto?

?Eso se trabaja con mucha creatividad y en articulación con las instituciones. Esta es la realidad. Como no están claras las leyes, siempre depende del juez que las interprete. Los jueces del fuero penal juvenil tienen que hacer malabares y ser creativos y artesanos, para poder interpretar las leyes que tenemos, que pertenecen a otra mirada de la infancia, con los ojos de la Convención. Cada juez una tiene respuesta distinta, y generalmente son respuestas ambiguas.

 

?¿Cómo fue el ingreso de un psicólogo al Juzgado Penal Juvenil?

?Al principio, uno se siente un extranjero. Al ser la casa de los abogados, uno tiene que empezar a comprender un lenguaje con el cual no estaba formado, y a saber que hay lenguajes en común. Y después, cuando me encontré con los pibes, me conmovían. Yo empecé a los 26 años a trabajar acá, o sea que no hacía mucho que había dejado de ser adolescente, así que me encontraba que más allá de las clases sociales, eran adolescentes, con las mismas necesidades de todos los adolescentes. Eran chicos crecidos en un contexto de desigualdad y de carencia, y las carencias afectivas son muy fuertes. De hecho, uno de los remedios más conocidos que tenemos acá, que nosotros pensamos que tienen estos chicos, es el amor de una pareja. Cuando ellos se enganchan con una chica, que los quiere bien, que los contiene, empiezan a andar mejor.

 

Una ley en espera

La Legislatura tiene a estudio el anteproyecto de Ley Procesal Penal de Niños y Adolescentes de Entre Ríos, una iniciativa que surgió desde la Justicia, y que fue redactada por un equipo coordinado por el entonces defensor, ahora juez, Pablo Barbirotto y la camarista Marcela Davite, y de la que participaron, entre otros, las psicólogas Felicitas Izaguirre y Luciana Sarmiento.

 

En los antecedentes del proyecto se destaca que el régimen legal vigente hoy en Entre Ríos aplicable a menores se rige por la ley Nº 9.324, conocida como el "Estatuto Jurídico de los Menores".

 

Pero esa norma fue parcialmente derogada por el artículo 80° de la ley Nº 9.861 de Protección Integral de los Derechos del Niño, el Adolescente y la Familia, en lo relativo al procedimiento penal de "Menores".

 

Esa derogación parcial de la ley se efectuó a los fines de adecuar la legislación provincial a los contenidos en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niños, que tienen rango constitucional.

 

"Lamentablemente, al aprobarse la ley N° 9.861 se optó por mantener en vigor el Capitulo III de la ley N° 9.324 hasta tanto se reforme el Decreto Ley Nº 22.278 que regula que el denominado Régimen Penal de Menores y se encuentre vigente el procedimiento acusatorio en toda la provincia ?dicen esos fundamentos--. Es significativo mencionar que la ley provincial Nº 9.324 que regula actualmente el procedimiento penal juvenil fue inspirada en la nefasta lógica del patronato de la infancia que le otorga al juez penal de menores amplísimas y discrecionales facultades de disposición sobre el niño infractor, aunque ello implique pasar por encima de la voluntad de sus responsables legales; la imposición de medidas de internación por tiempo indeterminado o hasta la mayoría de edad. Es menester precisar que estas medidas "tutelares" ? privativas de libertad-, no solo pueden disponerse durante el proceso o cuando el adolescentes sea hallado autor penalmente responsable del delito del que se le acusa, sino que el juez, conforme esta ley, también puede aplicarlas aun en casos de absolución hasta la mayoría de edad".

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