No hay tiempo que perder. A partir de hoy, falta sólo un año para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, los primeros que se realizarán en América del Sur, y, de acuerdo con las autoridades cariocas, ni la crisis económica que sufre Brasil, con una fuerte devaluación del real, ni el escándalo de corrupción en Petrobras, que involucra a las principales constructoras del país, afectarán el ritmo de las obrass.
"Estamos dentro del cronograma y todo será entregado a tiempo. Entramos ya en la etapa final, en la que las obras dejan de ser el mayor desafío y la cuestión operacional de la ciudad durante los Juegos pasa a ser el principal reto: la recepción de los visitantes, el transporte, el impacto en el tránsito, el desarrollo de actividades múltiples en distintos puntos. Es para todo eso que nos estamos preparando ahora", afirmó a la nacion Roberto Ainbinder, director de proyectos de la Empresa Olímpica Municipal (EOM), entidad dependiente de la alcaldía y coordinadora de todo lo relacionado con el megaevento, que se realizará del 5 al 21 de agosto de 2016.
Las competencias estarán agrupadas en cuatro "clusters" geográficos: Barra de Tijuca, Deodoro, Maracaná y Copacabana. Quien llegue estos días a Río podrá ver los intensos trabajos que se llevan adelante en estos puntos día y noche, sin importar los crecientes problemas económicos del país ni las constantes revelaciones del escándalo de sobornos del petrolão.
"El proceso judicial en torno a las denuncias de corrupción en Petrobras y las constructoras no tuvo impacto en nuestros esfuerzos porque las obras están en su última etapa y los recursos ya estaban garantizados con anterioridad. Ni siquiera el costo final de las obras subió demasiado por el alza del dólar porque los presupuestos se hicieron originariamente en reales con ajustes por contrato", explicó Ainbinder, que resaltó la situación "inédita" para unos Juegos Olímpicos en los que la mayor parte de las inversiones son privadas.
Del presupuesto original de 11.000 millones de dólares presentado al Comité Olímpico Internacional para ser sede del certamen, US$ 6315 millones (57%) provienen del sector privado, que aportó dinero para las instalaciones deportivas y también para grandes proyectos de infraestructura en Río, desde la Villa de los Atletas, que luego será transformada en el exclusivo complejo residencial Ilha Pura, hasta la ambiciosa renovación de la zona portuaria (Porto Maravilha), y la expansión del metro hasta Barra da Tijuca.
"Nos regimos por tres mantras: la economía de recursos públicos, la entrega de las obras dentro del presupuesto y de los plazos fijados, y la maximización del legado para la ciudad. No habrá elefantes blancos en Río después de los Juegos", aseguró Ainbinder, en contraposición con los gigantescos estadios que se construyeron para el Mundial de fútbol de 2014 y que hoy son subutilizados en Brasilia o Cuiabá.
En el Parque Olímpico, corazón de todo el proyecto en Barra da Tijuca, siete de las nueve instalaciones deportivas en construcción (Arenas Cariocas 1, 2 y 3; la Arena Olímpica de Río; el Velódromo; el Centro de Tenis, y el Parque Acuático María Lenk) serán convertidas en el Centro Olímpico de Entrenamiento, destinado a la formación de atletas de alto rendimiento. En tanto, la Arena del Futuro y el Estadio Acuático serán desmontados y reutilizados en otros rincones de la ciudad: con la estructura de la Arena del Futuro se levantarán cuatro escuelas, mientras que las dos piscinas olímpicas del Estadio Acuático serán llevadas a otros barrios que carecen de este tipo de instalaciones. "Desarrollamos el concepto de arquitectura nómade. En Londres 2012 hicieron algo similar con la cancha de básquetbol, que podía ser desmontada y reutilizada, pero nosotros lo llevamos mucho más allá con la construcción de las escuelas", apuntó el funcionario.
Toda la zona del Parque Olímpico está siendo reurbanizada, al igual que el área que bordea el campo de golf, construido entre polémicas por tratarse de terrenos que pertenecían a la Reserva Natural de la Laguna de Marapendi, con un hotel y viviendas de lujo. Ya el Complejo Deportivo de Deodoro, donde estarán el tiro, la equitación, el hockey, el BMX y el canoaje slalom, será reconvertido tras los Juegos en el Parque de Deportes Radicales de Río, con un amplio espacio verde.
Perteneciente al "cluster" de Copacabana, la Marina de Gloria está siendo reformada para ampliar su capacidad e incluir un centro de esparcimiento con jardines, restaurantes y tiendas, que la integren mejor al Parque de Flamengo. En tanto, en la Laguna Rodrigo de Freitas ya se levantan las instalaciones temporarias para el remo, mientras que en las arenas de Copacabana se montará un estadio de beach voley.
En la zona del Maracaná, el famoso estadio ya había sido completamente reconstruido para el Mundial y allí se harán las ceremonias de apertura y cierre. El Sambódromo, que recibirá a la arquería además de las líneas de largada y llegada de la maratón, también había sido renovado hace tres años y está listo. Por último, el Estadio Olímpico João Havelange está en proceso de ampliación temporaria para ser escenario del atletismo y el fútbol.
Además, las calles de Río están abiertas por todos lados para la renovación de la zona portuaria; la instalación de cuatro líneas de ómnibus sobre carriles exclusivos (TransCarioca, TransOlímpica, TransOeste y TransBrasil), similares a nuestro sistema de metrobús; la ampliación del subte de Ipanema a Barra da Tijuca; el establecimiento de una red de tranvías ultralivianos en el centro y la interconexión de los diversos medios de transporte público.
"Las mejoras en el transporte serán uno de los mayores legados para la ciudad. Después de 2016, Río va a tener por primera vez un sistema de integrado de transportes", prometió Ainbinder.