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A dos años del Superclásico del gas pimienta en la Bombonera

Nadie imaginó ese final: El 14 de mayo de 2015, el fútbol argentino vivió uno de los episodios más vergonzosos de su historia. La imagen de los jugadores de River afectados por un nocivo gas pimienta dio la vuelta al mundo.

14 de Mayo de 2017
A dos años del Superclásico del gas pimienta.

La imagen de los jugadores de River afectados por un nocivo gas pimienta dio la vuelta al mundo y marcó uno de los capítulos negros de la historia del fútbol argentino. Aquel 14 de mayo de 2015, miles de hinchas de Boca llegaron a La Bombonera ilusionados con dar vuelta la serie de octavos de final ante su eterno rival, después de la derrota por la mínima en el Monumental. Algunos con más optimismo que otros, pero todos con la certeza de que iban a cumplir un papel fundamental haciendo temblar su mítico estadio. Ninguno imaginó que el final sería tan triste.

 

Ni siquiera Adrián Napolitano, el villano de esta historia, representó en su cabeza que aquella "viveza" le iba a costar tan caro a un conjunto xeneize que, a pesar de no haber hecho méritos para lograr la clasificación, tenía la fe intacta para encarar el segundo tiempo y tomarse revancha de la eliminación sufrida poco tiempo antes en la Copa Sudamericana.

 

Luego de una etapa inicial signada por los nervios y las escasas situaciones de gol de parte de ambos equipos, el equipo de Gallardo se disponía a salir a la cancha por una de las mangas pegadas a una de las tribunas de la cancha. Pero cuando los jugadores saltaron al campo de juego, la realidad superó a la ficción. Camisetas manchadas con un extraño líquido naranja, ojos rojos, lágrimas y quemaduras en todas partes del cuerpo. Como en una película, pero en medio de un partido de fútbol.

 

Los sucesos posteriores sólo lograron ensuciar todavía más la imagen de Boca: los futbolistas parados en la cancha para continuar el partido, sin un mínimo gesto de solidaridad con sus colegas, y un Arruabarrena pidiéndole al Muñeco que haga los cambios y siga... Lo que el Vasco no entendía es que, aunque hubieran continuado, el daño ya estaba hecho.

 

Las decisiones administrativas se sostuvieron en el sentido común, pero Boca no merecía una eliminación así ni River una clasificación a medias. Hace exactamente dos años, el cada vez más golpeado fútbol sudamericano vivió una noche que espera no volver a repetir. Nunca más. (Goal)

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